“Cualquiera que sea tu historia, bienvenido. Has emprendido un largo viaje hacia la honestidad sexual y la revelación personal. Puede ser un camino arduo, pero es el único modo de conseguir lo que deseas. En el decurso, te parecerá que hay un montón desalentadoramente grande de conocimientos que aprender; no te deseanimes. El Amo más perverso del mundo, la Dómina más imaginativa, empezaron igual que tú hoy: curiosos, excitados y algo inseguros.”
Pat Califia,
“SM. Los secretos del sadomasoquismo”

miércoles, 29 de agosto de 2012

Deseando que termine la Soledad

Una hermosa amiga me permitió publicar las bellas palabras que las musas le inspiraron. 
Un millón de gracias Reinasumisa por tus musas y por la emoción que producen al leerlas.


      Una canción de un grupo muy famoso en mi país dice "Por la noche la soledad desespera" y que verdad que es, a veces siento que el Dom que deseo viene a mi cama y toma el lugar que ocupa mi almohada en mi cama, es a la que abrazo y siento que acaricio con todo el placer. 

     Pero él no está solo está la soledad de un alma cansada de esconder su verdadera sexualidad.
   
     Esa alma que siente tristeza, porque el hombre que comparte su vida no podrá ser ese Dom que tanto añora. 

     Esa alma que triste recurre a las novelas para imaginar que se debe sentir en los brazos de un Dom.

    Por mis noches llegas de visita, y me dices:

 Voy a abrazarte mi dulce perra  su voz ronca esta llena de misterio y seducción.
 Buenas noche Amo — le saludo yo. 
— ¿Has sido una sub obediente hoy? — él pregunta pero sabe la verdad.
— Creo que si Amo — eso no es del todo verdad.
— Creo que no, hoy te vi viendo con hambre a otro — sabe lo que mis ojos vieron y muy enfadado esta.
— Perdón mi Amo es que no me pude resistir — quise pero no me importo, en realidad buscaba esto.
— ¿A que no pudiste resistirte? — él juega con mis pezones llevando al punto del dolor- placer.
— A mirar su cuerpo Amo — y en verdad que ese hombre estaba para mirar, comer y devorar.
— ¿Estas en celo perrita? — mi vagina llora y gracias a esa pregunta lo hace aún más
— Para Ud. siempre, para él solo en su imaginación — eso era realidad, no soy una modelo pero tengo algo que a atrajo su mirada y me hizo desear pasearme desnuda frente a él.
— Eres una puta calentona, por eso y solo por hoy recibirás mi castigo, no mi premio — sé muy bien que sus castigos me dejan al punto de quiebre pero sin poder llegar al placer ni a la liberación.
— Ay Amo noooo — suplico mientras el acomoda mi culo al aire y luego se apoya en mi espalda y tira de mi pezones una vez más antes de comenzar.
— Cuenta y pide perdón — con él no hay concesión.

    Cada uno de sus golpes en mi culo cae derecho al placer, mi clítoris se hincha y mis pechos se endurecen, solo quiero que me coja pero sé que él no me lo dará, solo sé que voy a estar rogando acabar.
 
 

   Veinte son las cachetadas a mi culo, veinte en las que pido perdón por mirar a otro, veinte en las que el fuego me quema.
    
    Pero cuando creo que va a dejarme así me dice:

— Tendré piedad de ti, me gusto como lo miraste, con hambre pero a escondidas, él jamás se daría cuenta de que lo invitaste a jugar. Ahora gime con fuerza mi perra en celo esto y solo esto obtendrás.

    Me coje con un patético consolador, uno que no se compara a él, uno que ni siquiera vibra, pero que él mueve muy bien para llevarme loca al placer. Lo gira y lo saca, lo gira y lo vuelve a meter, lo gira y lo saca, y cuando esta vez lo vuelve a meter un pellizco hace su magia en mi clítoris llevándome más alto... pero no lo suficiente. Lo vuelve a sacar y cuando vuelve a meterlo esta vez comienza ese ritmo brusco que tanto me gusta y me hace corcovear, y con la mano libre tironea mi pezón para que de mi boca salga un gemido dolorosamente placentero y de mi vagina los jugos de mi final.

   
   Maldita sea otra noche en la que me despierto sudorosa y anhelante, esperando a que él llegue pero sé que nunca vendrá... Ay amor, lástima que no seas ese Dom.


   En la soledad de mi cama me vuelvo a dormir pero él ya se ha ido para hoy no volver, tal vez mañana o tal vez nunca, eso solo mi corazón lo sabe, pero a mi cerebro no se lo quiere decir.


Un corto relato de un sueño que a veces llega a mi cama, para palear mi soledad.

Reinasumisa


No hay comentarios:

Publicar un comentario