Autor: Tesista Kamila Ewa Donajska
Encuentra el texto completo en: http://imgbiblio.vaneduc.edu.ar/fulltext/files/TC116714.pdf
Resumen
Este trabajo consistió en explorar el valor atribuido al dolor en las prácticas
sadomasoquistas desde la perspectiva de los propios autores. Se aplicó entrevistas
semiestructuradas a personas de la República Argentina, mayores de edad con estas
inclinaciones, en las redes sociales. Se distinguió dos grupos, uno compuesto de personas
pertenecientes a la cultura BDSM, y otro exterior a ellas. A partir de las categorías de
análisis (sadomasoquismo, dolor, relaciones sexuales, placer y goce) se indagó el valor que
adquiere el dolor en diferentes sujetos con estas características y se comparó las
enunciaciones para ampliar el conocimiento sobre el tema a partir de las diversas escuelas
psicoanalíticas tomadas como base. A partir del resultado del análisis de datos, el dolor
adquirió un valor relativo en cuanto a la importancia e intensidad del mismo, por factores
fisiológicos y psicológicos particulares en cada sujeto. El rasgo común en todas las
respuestas definió el valor del dolor como relativo a la escenificación de las relaciones de
poder erotizadas. Se consideró la teoría lacaniana para interpretar los fantasmas que
aparecen en el juego de poder de dominación y sumisión en el sadomasoquismo que
ocultan el verdadero significado del goce que produce la repetición de la búsqueda de dolor
Conclusiones
El objetivo de la presente investigación fue explorar el valor atribuido al dolor en las
prácticas sadomasoquistas desde la perspectiva de los propios actores.
Se ha comenzado con el estudio de las distintas vertientes psicoanalíticas que han
adscrito al dolor diversas concepciones y características particulares a lo largo de los años,
a partir de un amplio trabajo en la clínica.
Sigmund Freud es el primer psicoanalista que se ha dedicado exhaustivamente a la
temática del sadomasoquismo, retomando el término sadismo y masoquismo de la
sexología. Su principal aporte es la introducción de la pulsión de muerte como novedad en
su teoría.
Sin embargo, el sadomasoquismo es reelaborado por los postfreudianos que lo
consideran inherente a la pulsión de muerte, o que la descalifican por la falta de pruebas
consistentes en los análisis. De esta manera vuelven a ahondar el tema dando lugar a las
distintas perspectivas sobre la relación entre dolor y placer.
Wilhelm Stekel considera el dolor como una de las formas posibles mediante las cuales
el sujeto se libera de las resistencias internas. El principal componente de su teoría, que
concierne al presente trabajo, se basa en que el dolor es acompañado por afecto en la escena
específica transformándolo en placer. Hay una predisposición al odio que puede ser
reforzada o apaciguada a partir de las enseñanzas.
Wilhelm Reich, cree que el dolor no produce placer. Los masoquistas demandan un
excesivo cariño, encubriéndolo bajo un disfraz caracterológico. El dolor no es más que
erotismo epidérmico, necesidad de contacto.
Theodor Reik amplía la teoría freudiana incluyendo nuevos elementos. En el
sadomasoquismo la meta es la búsqueda del placer mediante un desvío, anticipándose al
castigo fantaseado para apaciguar la ansiedad que genera.
No obstante, luego de la pluralidad teórica originada y constantes debates, Jacques
Lacan retoma el concepto de pulsión de muerte y reformula su teoría dándole una nueva y
más completa perspectiva a partir su objeto a.
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Luego de un trabajo de campo minucioso y del análisis de los datos obtenidos, se puede
concluir que, a pesar de los limites impuestos por la complejidad temática, y la importancia
de la presencia del dolor absolutamente relativa debido tanto a los aspectos físicos como
subjetivos del mismo, aparecen ciertos componentes en común en las entrevistas realizadas.
Los factores psicológicos tienen una importante influencia en la manera que se
experimenta el dolor y junto con la tolerancia de la intensidad del mismo, cada persona que
tiene inclinaciones sadomasoquistas es un caso singular en relación al grado y al tipo de
elementos y partes del cuerpo que prefiere para infligir o que le inflijan dolor.
Aunque puede realizarse como un componente complementario del acto sexual, no está
exclusivamente ligado a él. El dolor produce placer en la medida que esta sujeto a ciertos
afectos o relaciones de poder. En las prácticas sadomasoquistas un punto fundamental es el
abandono de lo genital como lugar esencial de la sexualidad. En todos los sujetos coincide
la puesta en escena como juego de las relaciones de poder como rasgo fundamental de las
prácticas. El dolor aumenta la excitación sexual, o trae satisfacción por sí mismo, porque es
un elemento que refleja esta situación de poder, por lo tanto puede ser particularmente
importante pero no imprescindible.
Para las personas que tienen prácticas sadomasoquistas, el dolor manifiesta la
erotización del poder que entra en juego en las relaciones estratégicas. Esto se hace posible
ya que ambos roles (dominante y sumiso) tienen la posibilidad de imponer sus propias
pautas y límites que los mantienen al borde del peligro real. Esta “agresión lúdica” puede
alcanzar niveles extremos porque la confianza, basada en reglas explícitas o implícitas,
borra el miedo al peligro y permite el despliegue del goce. Esto se refuerza, también, por la
posibilidad del intercambio de roles.
Además, en los datos obtenidos, se pudo inferir en cierto grado las conjeturas lacanianas,
sobre todo en relación al fantasma, apareciendo en el discurso el sujeto, en el masoquista,
haciéndose objeto de desecho subordinado y sometido al goce del orden del Otro; y, en el
sadista como objeto/instrumento que hace la Ley del Otro.
Por último, se hace preciso aclarar que no fue posible inferir diferencias entre las
respuestas entre hombres y mujeres debido a la falta de entrevistas femeninas.
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