“Cualquiera que sea tu historia, bienvenido. Has emprendido un largo viaje hacia la honestidad sexual y la revelación personal. Puede ser un camino arduo, pero es el único modo de conseguir lo que deseas. En el decurso, te parecerá que hay un montón desalentadoramente grande de conocimientos que aprender; no te deseanimes. El Amo más perverso del mundo, la Dómina más imaginativa, empezaron igual que tú hoy: curiosos, excitados y algo inseguros.”
Pat Califia,
“SM. Los secretos del sadomasoquismo”

domingo, 24 de abril de 2016

Relación 24/7 en el BDSM



Autor: CHRISTOPHER

Mucho se habla de relaciones 24/7, pero ¿qué implican en realidad? Una relación 24/7 implica la convivencia y permanencia en el rol de todas las partes involucradas durante las 24 hs. los 7 días de la semana.

En los comienzos del BDSM, cuando las formas de estar  comunicados era a través de cartas o, con mucha suerte, a través del teléfono  (recordemos que había una época en que no existía Skype, Whatsapp,  ni nada similar aunque  ahora nos  parezca extraño), las relaciones eran principalmente presenciales porque era  muy  difícil mantener una relación duradera a larga distancia y a través de tiempo. Entonces las relaciones 24/7 tendían a darse entre Dueñ@ y esclav@, quienes normalmente vivían juntos y donde el/la esclav@ dependía económicamente del sustento de su Dueñ@.  
En la época actual, con el uso de la tecnología, el contacto dentro del mundo BDSM fue ampliando sus fronteras. Ahora Am@s y sumis@s de Latinoamérica están relacionados virtualmente con Am@s y sumis@s de América del Norte, Canadá, Europa, Asia, etc manteniendo contacto diario a través de diversidad  de medios como: Skype, Whatsapp, Tweeter, Facebook, etc. 
También las cosas han cambiado en el sentido económico y salvo que haya un Am@ Grey millonario, la esclav@ o sumis@ también debe trabajar para aportar a la economía de la casa. Muchos forman una familia y tiene hijos y no son menos 24/7 por no demostrarlo ante su familia, amigos o compañeros de trabajo y me parece perfecto porque es una relación personal y no necesita de la aprobación del resto del mundo. 

Desde mi punto de vista la relación 24/7 implica. un buen protocolo, convivencia, equilibrio personal sobre todo por parte del Dueñ@ y mucha confianza entre ambos.

1) Protocolo:
Por ejemplo, en nuestro caso, mantenemos un protocolo Dueño/esclava desde el comienzo a pesar que luego el desarrollo de la relación hizo que modifique algunos puntos para que se adapte más cordialmente a la pareja que formamos. Pienso que algunas cosas pueden moldearse pero no eliminarse, porque suprimir cosas básicas ya quita la esencia de lo que es un relación de D/s 24/7. Una muestra de lo que he amoldado es el  protocolo. Lo dividí en tres sub protocolos: 1) El formal que usamos en la intimidad, 2) el que utilizamos al estar con la familia o en lugares públicos con personas que no son del ambiente BDSM, 3) el que manejamos en lugares públicos o privados con personas del ambiente BDSM. Creo que tener una buena relación y estar en el rol 24/7 no implica necesariamente que el resto del mundo deba saber sobre nuestros gustos personales. La familia o la gente del trabajo pueden no tomarlo bien y no es necesario exponerse a algo así.

2) Equilibrio personal sobre todo por parte del Dueñ@:
Muchas veces leí que el llevar a cabo una relación 24/7 hace que la parte sumisa ceda todo de sí y deje de ser como era hasta ese momento, y para mí eso solo sucede si cae en malas manos y la parte Dominante la manipula menoscabando su autoestima y personalidad.
Una persona con el rol  sumisa o esclava no debe dejar de ser quien es en esencia ni permitir que le cambien su personalidad, valores, creencias, claro que se corrigen cosas para una mejor convivencia y sumisión y estas se logran dialogando, implementando y con paciencia. El buen Amo no quita la personalidad sino que la pule, trabaja con la sumisa para que ella florezca y crezca como persona. 
La persona hace al rol, no el rol a la persona si es al revés no los considero una buena opción para llevar una relación 24/7 sana y prospera (me refiero a casos como los “amos” que consideran que pueden insultar, menospreciar, desvalorizar, etc. a una persona por ser sumisa o por su género etc.). 

3) Convivencia:
Por el tipo de comunicación, intimidad, confianza y trato diario que son necesarios en un 24/7, a mi entender, es imprescindible que exista la convivencia bajo el mismo techo ya que de esa forma no solo la sumisa puede servir y complacer a su Amo el mayor tiempo posible sino que también el/laq Am@ puede reforzar el aprendizaje y educación de ella, así como también corregir pequeños detalles que vea y disfrutar ampliamente del Dominio sobre su sumis@. Es como el viejo dicho de campo: “El ojo del Amo engorda el ganado” y de no estar presente no sería lo mismo.

¿Es válida una relación 24/7 a distancia, sin que haya convivencia?
Al no tener convivencia es difícil cerrar el círculo para una relación 24/7 porque al no estar en contacto presencial no se genera el nivel de vínculo fuerte que se necesitara para formar un relación estable, menos si una o ambas partes tienen una relación con una pareja vainilla por fuera del BDSM. La convivencia constante resulta en niveles de respuesta que la distancia hace imposible implementar, como corregir una acción por la mitad con simplemente una mirada o demostrar la sumisión en los pequeños hechos cotidianos que demuestran la entrega. 

Otras consideraciones 
El 24/7 es parte del BDSM y así como hay un solo BDSM, porque es uno solo más allá de cómo lo practique cada uno, también hay un solo 24/7. Creo que en los últimos años el BDSM se puso de moda y como toda moda muchos se suman porque es algo del momento. He visto que aparecieron montones de subtítulos asociados a los roles, por ejemplo: sumisa Alpha o Alfa (en el sentido de una persona que es difícil de someter por tener mucho carácter, cuando en realidad el término Alfa o Alpha solo se aplica a la sumisa líder en un grupo de sumisas), brat, sumisa insumisa, sumisa rebelde,  Amos moldeables, adaptables o liberales, etc. Todo eso surge porque realmente no sienten un rol pero no quieren quedar fuera de la moda del BDSM, y al tratar de encajar para no ser menos empiezan a generar subtítulos de todo, ya sea de roles o prácticas, y el 24/7 no queda exento de ellas como en un artículo que leía hace poco donde dividían el 24/7 en: 24/7 interno. 24/7 parcial, 24/7 total,  24/7 extremo.

Veo que hay muchos conceptos que se terminan desvirtuando pero desde nuestra experiencia puedo decir que una relación 24/7 se puede llevar perfectamente a la práctica sabiendo manejar los tiempos, teniendo respeto mutuo, aprendiendo y leyendo sobre el tema y otras relaciones. Verán que si se pone voluntad todo se logra, hasta se puede formar una relación 24/7 teniendo hijos extra matrimoniales ya sea de una o de ambas partes. 

viernes, 22 de abril de 2016

Perder el horizonte de la realidad


Creo que en este maravilloso estilo de vida tenemos tantos o más problemas que en la vida vainilla, entramos buscando algo que no encontramos en el “otro mundo”, por llamarlo de alguna manera, buscamos hacer realidad todas las fantasías que llevamos dentro por más perversas que sean y esto nos lleva a involucramos con personas que quizás están lejos o que tienen una vida comprometida. Es tanto nuestro deseo por cumplir nuestros deseos que en el arrebato podemos llegar a perder el horizonte.
 ¿Cuál es este horizonte? Desde mi punto de vista son el respeto, la ética, la  honestidad, el razonamiento, la integridad, el sentido común, etc. O sea, todas las cualidades o valores de la persona.
He visto que en este ámbito a muchos no les importa con quien interactúan, ni importan sus sentimientos, o que quizás tenga familia, hijos, etc, lo único que importa es entrar en sus vidas para complacer sus deseos personales. Ahora bien, en una relación se necesitan dos: Uno que descarta los sentimientos del otro y le da falsas esperanzas de hacia dónde dirigen, ya  sea por la distancia o porque tienen una relación estable en la vida vainilla. Y otro, que obvia, o minimiza, estas verdades para no ver la realidad. Allí es donde empiezan a perder el horizonte de la realidad y tratan de crear una nueva realidad alternativa en la cual va a estar todo genial y donde los problemas de distancias,  parejas o familias no van a influenciar ni van a ser un lastre en esta nueva relación que está formando, cuando la realidad es que esa persona vive lejos o esta casad@ o ambas y no va a modificar nada de eso en su vida para estar con el otro y quizás también se le sume que tenga un/a o más sumis@s, declaradas o no, y eso empeora más la situación.
He visto muchas parejas con problemas por estos temas, creo que uno arranca este tipo de relación con toda la adrenalina y hormonas a full y lleno de fantasías que quiere vivir y para eso busca a alguien acorde, cuando lo encuentran es genial, es como tocar el cielo con las manos o caminar en el aire imaginando todas las fantasía perversas realizadas acompañado por la  persona elegida y etc. etc. etc. Pero, lamentablemente siempre hay un pero, el intentar que todo encaje como en un rompecabezas hace que con el tiempo la torre de naipes se caiga. Las verdades o mentiras no saltan a simple vista así que lo primero que conocemos del otro: la distancia y/o los compromisos no nos importa, pensamos: Hey, encontré  lo que buscaba  y lo demás no importa, es un detalle, y ahí está el primer error donde se pierde el horizonte de la realidad, porque a medida que uno se afianza en una relación las necesidades crecen: necesitamos más atención, más presencia, más contención, contacto físico si es que hay gran distancia de por medio, etc… y todo lo que no venian queriendo ver empieza a ser cada vez más y más pesado y empiezan los malestares, frustraciones, choques, discusiones, reclamos etc.  y eso no quiere decir que haya mala onda entre las dos personas sino que el peso de la realidad que no quisieron ver se hace presente y es muy duro aceptarla.
Por más que no nos guste la verdad o que pensemos que no va a ser un factor importante en la relación, tarde o temprano lo es. Cuando armamos el rompecabezas en base a la realidad es más difícil que le falten piezas, se aproximara más al ideal soñado o fantaseado y las cosa va a encajar mejor, sin presiones ni exigencias porque uno se amolda a la realidad del otro, y ante un problema no resulta tan chocante encontrase con todo lo que no quisimos ver.
Entre muchos dichos que tengo hay uno que dice: La vida es simple es SI o NO, BLANCO O NEGRO los GRISES los hacemos nosotros para auto convencernos de hacer algo que sabemos no está bien. El problema es que inevitablemente tarde o temprano el BLANCO o el NEGRO, si o si aparecen.
Así que, ¿con que necesidad meterse con alguien a la distancia, alguien que sabemos no va a estar cerca para el contacto físico, o cuando lo necesiten porque les paso algo importante y necesitan su apoyo, o que esta casad@ y no te puede dar el tiempo y atención necesario? Por esas razones no pierdan el horizonte de la realidad por desesperación de querer algo ya, porque lo más mínimo que ahora conviertan en gris con el tiempo se puede volver re negro y amargar terriblemente sus vidas porque así era su color original, tómense su tiempo con calma ya que nadie los corre o apura, el apuro es solo de ustedes, charlado mucho y durante mucho tiempo vean si esa persona en cuestión se amolda correctamente a lo que desean, que no haya trabas de por medio que ennegrezcan el futuro y que no que sea algo que están forzando para que encaje de prepo.

 PD: Espero que les sirva a tod@s l@s nuev@s que quieren iniciar una relación. Tengan en cuenta la realidad de la situación y no pierdan ese horizonte porque una vez que metieron la pata hay montones de disgustos innecesarios. Hay cosas que son como una bala, una vez que las disparas no las podes detener.
En definitiva las personas creen lo que quieren creer, ni más ni menos.

Saludos Atte: CHRISTOPHER

jueves, 21 de abril de 2016

La Figura Del Acosador Dentro Del BDSM. 5ta Parte

El Lado Oscuro Del Bdsm: Las Relaciones Destructivas. Por Felina.

9- El BDSM terapéutico

Las personas que han sufrido un maltrato, particularmente si éste ha sucedido en la infancia, han aprendido a asociar el cariño con la violencia, aprenden que para ser queridos, deben someterse a la otra persona y que las personas a las que aman, les harán sufrir. Para ellos, los malos tratos son cotidianos y no los toman como tales, sino que les parecen la norma natural. Por esta razón, son propensos a caer de adultos en relaciones destructivas, buscan la asociación entre amor y violencia que han vivido. Para estas personas, entrar en el BDSM puede ser una liberación, una forma de encauzar una pulsión violenta y autodestructiva de una manera lúdica y constructiva. 
En los trastornos de estrés postraumático, la terapia a seguir se llama “inoculación de estrés”. El trauma se recuerda y se revive de manera controlada y la persona se expone de manera lenta y progresiva a los estímulos que le dan miedo. En este sentido, el BDSM controlado y progresivo también puede ayudar a superar traumas. 
Recuerdo el caso (expuesto públicamente en mi foro de psicología) de una chica que había sido violada, y aquella experiencia, afectaba a su personalidad y le impedía tener relaciones sexuales satisfactorias. Pues bien, muy avergonzada, contaba que su actual novio, (que no sabía nada) le había propuesto atarla a la cama y ella, por no quedar como una “estrecha”, había accedido. Para su total sorpresa y bochorno, al ser atada, al principio, se sintió muy mal, pues le recordaba la experiencia sufrida, pero poco a poco, se sintió mucho mejor y al rato, realmente empezó a disfrutarlo. Sin saberlo, había comenzado de manera intuitiva una terapia de exposición, enfrentándose a sus recuerdos y superándolos. Ni que decir tiene que una práctica así, ni es aconsejable en todos los casos, ni debe llevarse a cabo por iniciativa propia sin la supervisión de un especialista. 
Puesto que el BDSM requiere introspección y hace que la persona reflexione sobre sí misma y se plantee cuales son sus límites, puede ayudar a enfrentarse y superar traumas que de otra forma, permanecían ocultos. 
Las personalidades masoquistas, (que nada tienen que ver con el masoquismo entendido como sado-maso) aquellas que sistemáticamente buscan su perdición, también pueden ayudarse con BDSM al canalizar este impulso hacia una vía muerta que no les hace daño. Véase la excelente película “La Secretaria”, donde la protagonista canaliza su deseo de hacerse daño hacia una relación BDSM satisfactoria Aquellas personas que tienen dificultades para cuidar de sí mismas o para enfrentarse a los retos de la vida cotidiana, pueden encontrar en el BDSM una vía de escape que les ayude a madurar. Un ejemplo muy bello sobre lo que quiero decir, lo pude ver con una pareja de amo y sumisa, en la cual ella era diabética. Por sí misma, se veía incapaz de resistir la tentación de tomar dulces, pero le era mucho más fácil soportar la dieta si ésta era un mandato directo de su amo, el cual la vigilaba estrechamente. Conozco otros ejemplos de amo y sumisa, (evidentemente, también deben darse entre ama y sumiso, pero no tengo experiencia directa) en las cuales bajo la dirección de su dueño, ellas han sido capaces de aprender a quererse, mejorar su formación y encontrar trabajo. Vuelvo a insistir en la idea de que nadie puede ayudar al que no se deja ayudar, pero otras personas necesitan ese pequeño empujón para encarrilar su vida. Igualmente es posible, que alguien que aparentemente es irresponsable con su propia vida, decida mejorar y tomar las riendas precisamente para ser capaz de dar ejemplo y ser mejor amo o ama. 

10 -Prácticas de riesgo psicológico en el BDSM

Por último y para finalizar este artículo, me gustaría llamar la atención sobre los peligros psicológicos que pueden acarrear las prácticas imprudentes, sobre los cuales, no se habla nunca.

1 Riesgos de las sesiones 

Las sesiones deben tener un comienzo y un final determinados, es importante pactar las señales de inicio, y de final, además de las palabras de seguridad. Es muy importante que el sumiso pueda anticipar en algún grado lo que puede ocurrirle durante la sesión, para no caer en el estado que señalábamos antes de indefensión aprendida. Las sesiones deben estar netamente separadas de la vida cotidiana por estas señales de comienzo y fin, aunque sea de forma sutil, porque si no, el juego deja de serlo invadiendo el espacio privado de la persona y distorsionando su percepción de la realidad. Cuando una persona experimenta un trauma violento, por ejemplo un asalto a su domicilio, esta sensación de vivir en un mundo seguro se desvanece y la persona entra en un estado de hipervigilancia (estar pendiente de los estímulos externos) que lleva a un estrés más allá del cual queda el agotamiento y la depresión. 
Jamás se deben emplear drogas o alcohol en las sesiones. Hay quien busca intensificar la sensación de placer o de peligro, a través de drogas, se pierde así el miedo al dolor, y se pueden soportar prácticas más extremas. Yo no lo aconsejo en absoluto, por cuanto considero que el BDSM ya lleva de por sí una carga emocional muy fuerte, que altera la percepción de la realidad, no hace falta introducir substancias químicas, que pueden interferir con aquellas que el cerebro produce de forma natural, formando un cóctel explosivo. Por ejemplo, el alcohol provoca desinhibición que puede llevar a perder el control sobre los actos, con todo lo que esto representa, pero además, al ser un depresor del sistema nervioso central, puede intensificar la sensación de desamparo y abandono que producen algunas sesiones y hacer caer al que lo sufre en un estado de depresión. La cocaína, que es un estimulante, multiplica los efectos naturales de la adrenalina natural, lo que puede conducir a un infarto. En cuanto a las drogas alucinógenas, “pastillas”, “polvo de ángel”, etc, si de por sí pueden provocar malos viajes, si le añadimos una deprivación sensorial4 por ejemplo, el viaje puede ser al psiquiátrico. Además, las drogas y el alcohol, hacen que nos perdamos muchos matices de la sesión, y por tanto, no la disfrutemos con plenitud. 
Mucho cuidado con los estados alterados de conciencia que se producen durante las sesiones. Me refiero al subespace y otros. En principio, el subespace es inocuo y parte 4 “Deprivación sensorial” es un término técnico que significa “carencia o falta de estimulación” de la propia experiencia del BDSM, pero siempre habría que evitar romper los límites psicológicos de la persona. Una sesión que conduce al llanto de quien la experimenta es peligrosa porque ha roto una barrera dentro de la psique de la persona y si este estado se produce a menudo, los participantes se verán seriamente afectados, digan lo que digan. No es bueno que la sumisa o sumiso acaben la sesión sintiéndose indefensos y vulnerables. En ese momento, si el amo acude a reconfortar al sumiso, (aftercare), el sumiso se sentirá agradecido y muy vinculado a su amo, pero ese vínculo, aunque emocionalmente muy gratificante, es perverso y adictivo, ya que conduce a la dependencia emocional. Llevar al sumiso al límite, y romper sus defensas psicológicas, para luego consolarle, es una práctica de alto riesgo y muy perjudicial para los participantes, no deja de ser el viejo juego de “poli bueno-poli malo” tan eficaz en los interrogatorios. 
Entre los estados alterados de conciencia, podríamos incluir la deprivación sensorial, es decir, tapar los sentidos del sumiso, en especial la vista. Cuando un sentido queda privado de entradas sensoriales, (tapado), los otros se agudizan y es un juego placentero cerrar los ojos y abandonarse a la voz que te habla en la oscuridad o estimular el tacto a través de unas manos que te acarician. Pero no se debe abusar, en especial si la deprivación se hace con máscaras y se acompaña de inmovilización, bien en un lugar estrecho y cerrado, bien con la momificación. Todos los animales superiores, necesitamos estimulación constante en el cerebro, incluso dormidos ya que durante el sueño el cerebro no cesa su actividad, sino todo lo contrario. Necesitamos procesar información porque estamos programados genéticamene para ello y cuando ésta nos falta, nos la inventamos, de ahí que las cámaras de meditación facilitan la concentración interior, al explotar la necesidad del cerebro de tener actividad y produce con ello una sensación de quietud y placer. Esto tiene una consecuencia muy peligrosa, si el estado de deprivación se prolonga más de cierto límite, la persona empieza a sufrir inevitablemente alucinaciones, primero auditivas y luego visuales. Este fenómeno es bien conocido para personas que quedan atrapadas en espacios muy pequeños, como montañeros o víctimas de un derrumbe. Más aún, al volver los sentidos, se produce un choque con la realidad, un aluvión de sensaciones, semejantes a lo que el deslumbramiento es para los ojos. La repetición continuada de este choque, conduce a la ideación paranoide, que se expresa en teorías rarísimas más o menos estructuradas que no tienen una base real. Este límite es imposible determinarlo con exactitud, porque depende de las personas y situaciones y desde luego, es posible entrenarlo. Para alguien sin experiencia, no recomiendo una deprivación sensorial que implique perdida de visión y reducción de sonido y tacto junto con la imovilización total, vaya más allá de 10 minutos dos veces al mes. A partir de ahí, con entrenamiento y un estrecha vigilancia se puede prolongar, pero nunca más de una hora una vez por semana. Cierto que algunas personas pueden aguantar mucho más sin problemas, pero los riesgo son muy altos, recordemos que el deterioro neuronal es acumulativo. 
El control de la respiración, aunque puede ser muy placentero, además de tener riesgos físicos evidentes, produce otros psicológicos no menos importantes, la falta de oxígeno en el cerebro también produce alucinaciones y la entrada masiva de oxigeno de repente en sangre por hiperventilación, al cesar la asfixia, produce mareo, y ataques de ansiedad. Absolutamente prohibida esta práctica para personas ansiosas, que sufran ataques de pánico o estén muy estresadas. 
La humillación verbal ha de ser muy cuidadosa. Los insultos explícitos son muy eróticos, y a mucha gente le excita que le digan palabras groseras, pero cuidado, un insulto que tiene una intención erótica, en realidad no es un insulto. Por mucho que a la otra persona le guste ser humillado verbalmente, hay cosas que jamás se deben decir, porque son lesivas y porque su uso continuado, hace que la otra persona se las crea. Por ejemplo una sumisa, puede ser una “puta”, “perra”, “sucia” etc, pero jamás de los jamases “gorda”, “fea” o “desgraciada”, ni aún cuando ella misma lo pida. Así mismo, un sumiso puede ser “degenerado”, “calzonazos”, “pichafloja”, pero no “vago”, “inútil” o “impotente”. Cuidado con el uso que se hace de las palabras, son más hirientes que el látigo y las heridas no se ven. 

2 Riesgos de las relaciones BDSM

Por principio, yo no recomiendo a nadie una relación 24/7 continuada en el tiempo, pues es casi imposible que la desigualdad en el rol no afecte a la autoestima y el equilibrio emocional de los participantes. 
No lo digo solo yo, la propia Dómina Zara en su libro “Soy un sueño”, capítulo 4 “El mito de la entrega total” , página 69, dice textualmente: 
“Llegar a este estado sería, tanto para unos como para otros, cumplir cien por cien, sus sueños más íntimos, sus fantasías más profundas, y si la relación que se plantee es consentida y pactada no veo en ella nada reprobable. El problema que veo es que resulta imposible llevarla a cabo, al menos durante largos periodos de tiempo continuado y que de ella puedan derivarse secuelas de obsesión, dependencia y anulación de la personalidad, según he tenido ocasión de observar en alguna ocasión”. 
De querer vivir una relación de este tipo, se hace indispensable pactar momentos de “descanso” y áreas de intimidad privada que el otro miembro no puede acceder. La entrega total hacia el otro, es una utopía que en la vida real no es deseable puesto que una persona sin voluntad propia y un criterio particular, pierde la esencia misma de lo que le convierte en persona. De ninguna manera pueden verse afectados ni el desenvolvimiento laboral ni el entorno social o familiar de los participantes. Absolutamente prohibidas en el caso de que en el domicilio habiten terceras personas, en particular si son niños pequeños. Es cierto que algunas parejas muy concretas viven un aparente 24/7 idílico, estas parejas (cuando no son una farsa o un acto de teatro cara a la galería) lo consiguen convirtiendo el BDSM en una serie de actos íntimos de complicidad mutua, tales como servir el vino al comer y cosas parecidas, pero nunca con la anulación de los participantes. Insisto en que el BDSM está muy lejos de ser un “yo mando, tu obedeces”. 
Es peligroso para una pareja BDSM aislarse socialmente, y no comunicarse con otras personas que comparten sus gustos y su filosofía. No todos tenemos porque ir a locales y fiestas si estos no nos agradan, y jugar con otras personas no es del agrado de todos los practicantes del BDSM, pero sí es bueno y deseable hablar, o chatear o escribirse con otras personas, leer artículos o blogs, participar en foros o quedar en persona con otras parejas para tomar un café. Es peligroso porque pierden la noción de pertenecer a una comunidad y les lleva a creerse únicos o “raros”, perdiendo la noción de lo que son prácticas habituales y de lo que no, sin ser capaces de identificar los factores de riesgo en sus prácticas. 
Hace unos meses, en el programa radiofónico, “Hablar por Hablar”, se escuchaba la angustiosa llamada de un oyente que practicaba el sado con su pareja, alternando en los roles de dominación-sumisión. En esta pareja, la mujer quería experiencias más fuertes, y presionaba a su marido, el cual estaba muy asustado. Mi amo (Shere Khan) llamó al programa y entre las bromas y risas maliciosas de la presentadora, aconsejó a la pareja no permanecer más tiempo aislada, porque el absoluto secretismo les impedía aceptar el BDSM con naturalidad y por tanto ser capaces de negociar, hablar las cosas y llegar a un acuerdo. 
Dentro de la pareja, que uno de los miembros quiera ir más lejos que el otro, es sin duda, una fuente de conflicto. El que quiere más se sentirá frustrado si no lo consigue y el que está satisfecho se sentirá forzado a ir donde no quiere. Con paciencia, con respeto y persuasión, puede ser muy bonito convencer a tu pareja de ir más allá. Ir más allá de lo que uno creía posible y obtener placer de lo desconocido, es uno de los retos personales que plantea el BDSM, es un descubrimiento interior que puede ser muy satisfactorio, pero tiene grandes riesgos. Los límites deben romperse poco a poco, con paciencia y en pequeñas dosis, cuando uno se sienta preparado para ello, sin hacer actos que nos violentan o nos repugnan sólo para complacer a otro. Las personas tienen una barrera psicológica de lo que pueden soportar sin sufrir traumas psicológicos importantes, esta barrera es bastante flexible, pero tiene límites definidos que no conviene romper y que son individuales para cada uno. Nunca se debe forzar a nadie a hacer lo que no quiera, ni por la fuerza, ni por la coacción. Nosotros más que nadie debemos tener claro que no, es no. 
No es prudente comenzar prácticas BDSM en la adolescencia. Cierto que algunos adolescentes tienen la madurez suficiente como para adentrarse en el BDSM con seguridad, pero esa no es la norma. Los adolescentes carecen de una percepción realista del riesgo y experimentan un ansia por descubrir y por encontrar sensaciones nuevas que les hagan probarse a sí mismos, pero precisamente este ansia les convierte en perfectos candidatos a prácticas de riesgo, no siendo capaces de establecer límites y barreras, confundiendo las fantasías sexuales con la vida real. Para ser exactos, la primera experiencia sentimental nunca debería ser BDSM, porque entonces el individuo establece una conexión muy peligrosa entre amor y violencia que le llevará a buscar compulsivamente relaciones de este tipo cada vez más extremas, eso sin contar que son un buen cebo para desaprensivos que abusen de ellos. Ya sé que muchos de nosotros tenemos fantasías BDSM desde la infancia, y desde luego, ¿quién no ha soñado con pervertir una jovencita? Pero insisto que desde el punto de vista del desarrollo psicológico de la personalidad, no son positivas las experiencias tempranas, que crean una impronta imposible de borrar y condicionan las experiencias posteriores. 
Los practicantes del BDSM, en especial los muy fetichistas, tendemos a ser obsesivos en nuestros gustos, queremos las sesiones de tal y tal manera y nos gustan tales y tales prendas. No es bueno centrase siempre en prácticas ritualizadas que ordenan los estímulos sexuales siempre de la misma manera. Esto, además de empobrecer las prácticas posibles y limitar el descubrimiento personal, produce neurosis obsesivas, en las cuales si los estímulos no están ordenados adecuadamente, la persona no se excita. Dicho de otra manera, si las sesiones son siempre iguales y siempre buscamos la misma ropa, acabaremos por no encontrar placer en nada más, y crear conflictos de pareja si la otra persona se aburre. 
El BDSM puede crear adicción. No es una frase publicitaria, todos los estímulos placenteros son potencialmente adictivos y cuando se juega fuerte con las emociones, se engancha. No confundamos la exploración en busca de nuevas sensaciones, con la necesidad compulsiva de ir más allá en las sesiones, porque no sabemos dónde vamos a llegar. He oído muchas veces comentarios de personas asustadas de lo que eran capaces de llegar a hacer por la consecución de esa necesidad de ir más lejos. En el BDSM, el placer sexual se desvía del coito hacia objetos o prácticas concretas, en las cuales, muchas veces, ni siquiera se produce un acercamiento sexual explícito. Para ser más concreta, diré que existen dos riesgos muy claros: uno engancharse psicológicamene siendo incapaces de pensar en otra cosa que no sea en las sesiones y en su ejecución y el otro riesgo claro y manifiesto, que muchos no reconocen, es el deseo sexual inhibido o directamente la impotencia. No quiero decir que practicar BDSM crea impotencia, porque no sería verdad, sólo aviso de que centrarse obsesivamente en los mismos estímulos una y otra vez tiene ese riesgo. Esto es así, porque el individuo, más frecuentemente en hombres, se acostumbra a estímulos sensoriales y fantasías cada vez más fuertes y ya no se excita con facilidad. Me temo que esa es la razón por la cual algunos hombres no consideran el coito como parte del BDSM (la otra razón es porque de esa manera no se consideran infieles a sus parejas vainilla). Las mujeres, al no tener tan focalizada la excitación sexual, somos más impermeables a este problema, aunque también puede darse, evidentemente. Por esta razón, es bueno alternar de vez en cuando prácticas más convencionales en nuestra vida sexual y tener periodos de descanso. 
Con todo, el mayor riesgo que corren los practicantes del BDSM, es el de confundir la realidad con la ficción, llegar a creerse más allá de lo razonable sus respectivos roles y tomar las reglas del juego, por axiomas incuestionables. Es muy difícil someter a una persona a sesiones de BDSM periódicas sin creerse de verdad ser superior psicológica e intelectualmente hablado y para el sometido creerse realmente inferior al dominante. Es muy difícil separar las sesiones de la realidad y hay que tener siempre claro, que el BDSM es ante todo y sobre todo, un juego de rol con una finalidad erótica. Hacemos esto porque sexualmente nos excita, lo demás es filosofía barata, así pues, tengamos los pies en el suelo, para poder poner la cabeza en las nubes. 
No quisiera terminar este epígrafe dando una visión innecesariamente alarmista del BDSM, no es mi intención asustar a nadie, solo dejar constancia que no es un juego inocuo, que se habla muy poco de los riesgos psicológicos que comporta y alguien tenía que avisar. Sin embargo, la mayoría de estos peligros se pueden sortear sólo con un poco de sentido común y siendo moderado en las prácticas, que al fin y al cabo, es lo que hacemos la mayoría. 

11. Resumen

El BDSM, en su concepción, nada tiene que ver con el sexismo y los malos tratos, sin embargo, no está libre de caer en los tópicos machistas que imperan en nuestra sociedad. Pensar que la sumisión es el estado natural de las mujeres, es intrínseco a muchas prácticas y teorías en nuestra comunidad. Así mismo, vestir de mujer a un hombre, para humillarlo, no deja de ser una forma de desprecio hacia la condición femenina. 
Al margen de estos planteamientos, una pareja BDSM, debe plantearse los mismos retos que una pareja vainilla: aceptarse, respetarse y aprender a convivir. Las bases de la relación, son exactamente las mismas y por tanto, todas las parejas, deben aprender a resolver sus conflictos, a gestionar las dificultades de la vida cotidiana y a tolerar los defectos y manías del otro, sean o no relaciones de D/S. 
Dentro de las relaciones humanas, es particularmente dañino un personaje que todos hemos conocido alguna vez, esto es, el acosador. Puede ser hombre o mujer, dominante o sumiso, pero siempre manipulador, egocéntrico, egoísta y capaz de destruir a aquellos que tiene alrededor. Dentro del BDSM, estas personas encuentran la justificación perfecta a sus actos, ya que les proporciona el marco ideal para su despotismo. Las agresiones, físicas, sexuales o psicológicas, son totalmente ajenas a la filosofía del BDSM, pero no así a su realidad cotidiana ya que los límites entre una entrega voluntaria y la anulación de la pareja, así como la línea que separa una sesión de una agresión, es muy fina y llena de recovecos oscuros. 
Se habla muy poco de los peligros psicológicos de algunas de las prácticas comunes del BDSM, que pueden tener consecuencias mucho más graves que el riesgo de lesiones físicas y por ello hay que conocerlos y tenerlos en cuenta. 
El BDSM, no es en sí mismo peligroso, el riesgo está en no tener los conceptos claros, en tropezar con desaprensivos, en no tener en cuenta cierto mínimo sentido común en las sesiones y en dejarnos arrastrar sin pensar en las consecuencias, exactamente igual que ocurre en todos los ámbitos de la realidad, o al menos en aquellos que hacen la vida interesante. 

12. Bibliografía

No hay ningún artículo o libro que trate específicamente este tema, al menos que yo conozca. Sin embargo, puedo recomendar las siguientes lecturas: 
Sobre BDSM. 
“Soy un sueño”. Dómina Zara. Plaza Janés. 2005 Excelente biografía de un de los iconos del BDSM en España. Un libro desmitificador y muy ameno, pleno de sentido común, que es el menos común de los sentidos, y donde se comentan algunos puntos oscuros del BDSM. Aprovecho para señalar que todos los párrafos del libro citados en el texto han tenido permiso de la autora.
 “El masoquismo como práctica Sexual consensuada. La experiencia de las lesbianas”. Liliana Gómez Villa. Cuadernos BDSM Especial nº1. Estupendo trabajo de investigación, en parte autobiográfico por parte de esta psicóloga colombiana. 
Sobre maltrato. 
Existen en el mercado muchísima bibliográfica sobre este tema, pero me atrevo a recomendar en concreto estos libros, que son amenos, claros y van directos a la problemática en cuestión. 
“El Acoso moral”. Mari-France Hirigoyen. Paidós 1998. 
“La trampa de los manipuladores”. Graciela Chiale y Gloria Husmann. RBA 2009
“Amores que matan”. Vicente Garrido. Algar 2001.
“Difíciles de amar”. Javier de las Heras. Espasa Calpe 2001

Por último, me gustaría añadir mi email donde recibiré, gustosa, comentarios, dudas, críticas (espero que pocas), felicitaciones (mejor si son muchas) y por supuesto, vivencias personales: felinamiamor2@yahoo.es

miércoles, 20 de abril de 2016

La Figura Del Acosador Dentro Del BDSM. 4ta Parte

El Lado Oscuro Del Bdsm: Las Relaciones Destructivas. Por Felina.


8. Justificación De La Violencia Dentro Y Fuera Del Bdsm

1 Justificaciones del agresor

Cuando la violencia dentro de la pareja se ejerce del hombre hacia la mujer, casi seguro tendrá una base machista. Hoy en día ya no se acepta en voz alta la agresión como algo necesario para el sometimiento femenino como esposa y madre, pero persiste esta idea expresada en formas más sutiles. Difícilmente un hombre acepta con naturalidad que su mujer gane más dinero o sea más inteligente y lo demuestre. Sin embargo, hay que entender que la violencia no es ni causa, ni consecuencia de otros factores, no está causada por el alcohol, la penuria económica, los celos o la envidia, sino que es un fin en sí misma y se utiliza para controlar y dominar a la otra persona, otra cosa son las justificaciones que luego se le pretendan buscar. Existen muchos prejuicios en torno al maltrato, como ya hemos visto y muchas creencias erróneas. 
El agresor se justifica sobre todo con los siguientes argumentos: 
− El/ella me provoca. 
− Se lo tiene merecido. 
− Me engaña con otros. 
− No es para tanto, es una exagerada/do. 
− No puedo controlarme, no tengo paciencia. 
− Tengo muchos problemas en el trabajo, en casa, tengo que desahogarme. 
− Estoy intentando cambiar, pero no es fácil. 
Muy rara vez el agresor se reconoce como tal, son pocos los agresores que atacan deliberadamente con la intención fría y manifiesta de hacer daño (aunque los hay, vaya que sí). Por principio, todo el mundo se considera buena persona. Existe en psicología un principio llamado “disonancia cognitiva” (Festinger 1957) que dice que las creencias, los actos y los sentimientos de una persona, deben estar siempre en armonía para mantener el equilibrio emocional y no perder el autoconcepto. Es decir, si yo soy buena persona pero hago actos dañinos, (disonancia) tengo que darle una justificación para no sentirme culpable, y lo más sencillo es “se lo merece”. Así se explica que personas buenas, puedan hacer cosas horribles sin perder la cordura, ni la propia autoestima. Pensemos en un general que cree sinceramente en el honor y la defensa de los débiles y de la patria y sin embargo, en un momento dado se ve impulsado por la situación política a ordenar una matanza entre sus propios compatriotas. La solución más sencilla a este dilema, para seguir manteniendo la autoestima intacta y seguir considerándose un hombre de honor, es despersonificar a las personas que ha ordenado matar, y considerarlos poco menos que demonios sobre los que es válida cualquier violencia. 

2. Justificaciones de la víctima 

La víctima justifica la agresión así: 
− Me lo he merecido, yo le provoqué, si tengo cuidado y hago las cosas como el quiere no pasará nada. 
− No puede evitarlo, no sabe controlarse. 
− Si me sacrifico al final tendré mi recompensa, al final se dará cuenta y cambiará. 
− Es muy bueno conmigo y muy buena persona, sólo son momentos puntuales. 
− Es el trabajo, el alcohol, la influencia de terceros... 
− Es como un niño, con paciencia y dedicación cambiará. 
− Es culpa mía por permitirlo, no quiero que nadie lo sepa, los trapos sucios se lavan en casa.
 Volvemos al principio de disonancia cognitiva, si su comportamiento conmigo es malo, pero sigo con él, (disonancia) o bien tengo que aceptar que estoy siendo bastante idiota (y a nadie le gusta considerarse idiota), o bien busco una justificación a sus actos. Para una persona, es mucho menos dañino encontrar una explicación de la agresión del otro, por muy rocambolesca que sea la causa, que no encontrar ninguna razón, ya que esto último es mucho más perturbador, porque desencaja completamente los esquemas aprendidos de cómo es el mundo y cómo debemos relacionarnos con los demás. Siempre buscamos justificaciones a nuestros actos y a los actos de los demás, porque de esta manera, resulta menos aterradora la experiencia y podemos llegar a encajarla en nuestra experiencia vital. 

3 Justificaciones de la sociedad

La sociedad justifica la agresión de la siguiente manera: 
− Si ella no le deja, será que le gusta o no es para tanto. 
− Ella se lo merece por tonta, por provocarlo, por ser débil... 
− Son personas sin cultura, sin recursos, extranjeros. 
− Él está loco, es un enfermo. − Esto sólo sucede en sitios deprimidos, atrasados, no es algo que tenga cerca. 
− Son cosas de pareja, nadie debe meterse. 
Como veíamos en el punto anterior, resulta más tranquilizador buscar las causas a las acciones de los demás. Existe un concepto llamado “creencia en un mundo justo”, por la cual, tenemos tendencia a creer que las cosas malas solo les ocurren a aquellas personas que las merecen, como si la vida la escribiera un guionista de televisión. Los indigentes, son borrachos y drogadictos, los emigrantes, son vagos y maleantes, las víctimas de un atraco, fueron imprudentes, etc. De esta manera, por muy cercana que haya sido la experiencia a nosotros, podemos auto convencernos de que a nosotros no nos puede pasar. Se crea así un fenómeno llamado “victimización secundaria”, por la cual, se echa la culpa al agredido de su propia agresión. Es muy típico de las violaciones, pensar que “ella se lo buscó”, pero ocurre en otros muchos ámbitos de la vida cotidiana. Si despiden a un compañero nuestro de forma repentina, en seguida pensaremos que el otro no trabajaba bien, y por tanto, él mismo provocó su desgracia. También por esta razón, las personas que sufren un terremoto, aún cuando las consecuencias sean físicamente más graves, tienden a experimentar un trauma psicológico menos severo que si sufren un atentado terrorista, por cuanto el segundo ataca las creencias más íntimas de la persona en relación a los demás. 

4 Justificaciones específicas del BDSM

Entre los practicantes del BDSM, existe un sentimiento generalizado de considerarnos por encima de los “vainilla”. (No es exclusivo, el sentimiento de superioridad se produce en todos los grupos humanos sea cual sea su afiliación, esto produce la llamada “cohesión grupal”). No es un pensamiento consciente, ni mucho menos racional, pero es evidente que consideramos nuestra vivencia sexual más profunda, más enriquecedora que las prácticas habituales. Así pues, nos consideramos inmunes a los problemas de violencia en la dominación/sumisión. Puesto que las sesiones son pactadas y los límites respetados, y esto requiere grandes dosis de autoconocimiento y mucha responsabilidad, no es posible que se produzcan situaciones de agresión real y en el caso de que surjan, siempre serán minoritarias por parte de gente que no entiende el BDSM. Nada más falso, por desgracia. El BDSM proporciona un marco perfecto de ocultación de la violencia, tal y como una selva sería el lugar perfecto para ocultar una planta de plástico. 

El agresor/-a dominante se justifica así: 
− Estoy educándote, llevándote más allá de ti mismo para que experimentes una sensación única y aprendas a conocerte. 
− Tienes que mejorar tu entrega. Sufrir por tu amo es lo más hermoso que puedes darle. 
− Si me dices lo que te gusta y lo que estás dispuesta a hacer, entonces eres un “falso sumiso”. 
− Debes aprender a complacerme en todo, debes aprender a ser feliz a través de tu amo. 
− Quiero que todos puedan admirar lo buen sumiso que eres. 
− No mereces el tiempo y la atención que te dedico. 
− Tengo muchísimos haciendo cola por mí, en cualquier momento te dejo. 

El agresor/-a que es sumiso/a, dirá que: 
− Mi entrega es verdadera y completa, pero tú no la aprecias. 
− No te implicas en la relación tanto como yo. 
− No eres capaz de darme lo que necesito. 
− Si te persigo y te agobio es porque te idolatro. 
− Lo hice para provocarte y que me castigues. 
− Sin ti me moriré, si no me das lo que necesito haré una locura. 
− No eres lo bastante hombre/mujer para mí. 
− No pude contenerme, enséñame a cambiar. 

El agredido que es amo pensará que: 
− Soy demasiado blando, no valgo como amo, por tanto siento vergüenza y lo escondo. 
− Soy yo quien debe ser superior y mejorar su educación, si se comporta mal conmigo es fallo mío, por tanto lo merezco. 
− Depende de mí, no puedo dejarle o se destruirá el mismo. 
− Puedo ayudarle a ser de verdad sumiso. 
− En realidad está confuso en su papel, el BDSM requiere tiempo. 
− Tengo que tener más paciencia, con cariño y firmeza lo conseguiré. 

La víctima sumisa se justificará más o menos, con estos argumentos: 
− Me siento orgullosa de mi sufrimiento, soy buen sumiso y todo el mundo lo verá así y él al final lo reconocerá. 
− No me estoy entregando lo suficiente, debo esforzarme más en ser buen sumiso, hay docenas que podrían ocupar mi lugar. 
− Lo hace por mi bien, por mi educación. 
− Ël sabe que yo le doy todo, no lo dice porque es su papel de amo. 
− Me gusta que sea así de duro, yo lo he querido. 

La comunidad BDSM, generalmente no lo verá ya que la privacidad dentro de la pareja es sagrada para los practicantes de la D/S. En el caso de detectar “algo raro”, pensarán que: 
− Si están juntos, será que les gusta así. 
− Tienen un nivel muy alto de BDSM, o practican el 24/7. 
− Es admirable la entrega del sumiso. 
− Es admirable el grado de dominación del amo sobre su sumisa. 
Si lo comparamos, veremos que las justificaciones de la población general y de los integrantes del BDSM, son prácticamente las mismas, con un barniz de filosofía D/S. Opino que es mucho más difícil detectar la violencia dentro del BDSM, porque no puede medirse por las prácticas de las sesiones, que pueden llegar a ser extremas, sin que puedan considerarse una agresión propiamente dicha. Pero como ya dije en otro artículo, en los pocos casos que yo he visto que hayan salido a la luz, el rechazo hacia los agresores, ha sido unánime, contundente y absoluto, lo cual demuestra que sí existe una sensibilidad especial hacia estos temas. 

5 Cómo detectar a un acosador

Insisto en que yo no escribo este artículo para asustar a nadie, ni quiero dar por sentado que el BDSM es una práctica de riesgo. Tiene sus riesgos, esto es claro y evidente y por ello conviene alertar sobre los mismos para que no nos pillen por sorpresa, pero no más que una relación de pareja convencional. Vivir es peligroso en sí mismo. Practicar BDSM es menos peligroso que conducir todos los días al trabajo. 

En las primeras fases de la relación desconfía sí: 
− La otra persona insiste en tomar tus datos personales, números de teléfono, direcciones, fotografías con cara. No des estos datos nunca por Internet y si eres mujer, jamás des tu número de teléfono por mucho que insista, te lo digo por experiencia. 
− Te piden regalos o te hacen regalos costosos. 
− Te envía demasiados emails, llamadas perdidas, sms diciendo lo maravilloso que eres y lo mucho que te necesita. 
− No respetan tus gustos y preferencias, (ojo con aquello de “te voy a dar una sorpresa”). 
− Queda siempre en algún lugar público y no quedes para una primera sesión si antes no lo has conocido en persona y habéis hablado lo suficiente. 
− Se mete en tu vida, te da consejos de cómo vivirla sin conocerte apenas de nada. − Sólo habla de él y sobre él, no escucha. 
− Está muy pagado de sí mismo y se considera un experto en todo. 
− Te trata con superioridad, como si fueras ignorante. 
− Te habla de relaciones anteriores sin respetar la intimidad de terceras personas, pues hará lo mismo contigo. 
− Pregunta demasiado y de manera muy insistente sobre aspectos íntimos de tu vida. 
− No permitas que te toque si no lo has autorizado expresamente, huye de todos los que intentan “meterte mano” o te agarran con excesiva brusquedad a la primera ocasión, si no respeta tu espacio físico, no respetará tu intimidad psicológica. 
− Desconfía de todos aquellos amos que defienden la autoridad del amo y la entrega de la sumisa como algo superior, detrás se oculta un machismo muy mal disimulado. 
− No sigas adelante si la otra persona utiliza el silencio para darte a entender su superioridad o al contrario, su vulnerabilidad, o sólo quiere hablar de las sesiones. Si no hay una conversación fluida fuera del tema BDSM, no hay base suficiente para ir más allá. 
Existen dos claves que te van a dar la pauta de cuándo puedes avanzar un paso más con una persona. La primera es que la conversación sea amena, sin temas forzados, sin silencios incómodos y sin monólogos insistentes. La segunda y más importante, es el lenguaje no verbal, que respete tu espacio personal, que sus gestos coincidan con el tono de voz, que no sea rígido e inexpresivo y que no dé muestras de incongruencia entre lo que dice y lo que piensa. En fin, ese sería tema para otro artículo, pero aunque desde luego no es infalible, el estudio de los gestos, el tono e inflexiones de la voz, nos da muchas pistas para saber cuales son las intenciones de la otra persona. Generalmente, tomando algunas precauciones muy básicas, (que mucha gente se salta) no hay ningún problema, yo he tenido docenas de citas y no he tenido que enfrentarme nunca a una situación que no pudiera manejar, pero me consta que hay sumisas que sí han tenido experiencias muy desagradables al quedar con alguien que conocieron en la red, por no tener el sentido común de no dejarse encerrar, ni atar, por un desconocido. 

Una vez avanza la relación, hay que tener claras, muy claras estas premisas muy importantes: 
− Si te hace daño, no es BDSM. Ya lo he dicho con anterioridad, pero es tan básico y tan elemental que necesitaba repetirlo. 
− Si no eres feliz, si los momentos malos superan a los buenos, si te sientes inútil, desgraciado, ninguneado, la relación no va bien. Sufrir para que otro pueda ser feliz es una solemne memez y acaba mal siempre. 
− No puedes ayudar a quien no quiere ayudarse, si el otro tiene problemas graves, y no quiere poner de su parte, tú no lograrás mejorar su situación por mucho que le quieras. 
− Si te trata mal, no te está educando, ni está progresando en su educación, te está maltratando. Huye de quien te trata mal, acercate a quien te trata bien. Es una máxima muy sencilla, pero ¡qué difícil es cumplirlo! 
− Entregarse no es estar a disposición de la otra persona, “yo hago lo que quiero y tú lo que yo diga”, no es BDSM. 
− Quien más te amenaza con irse y abandonarte, más miedo tiene a que te vayas y le abandones, y en todo caso, si es para pasarlo mal, no vale la pena. 
− No dejes de quedar con la gente que te gusta y te quiere lo diga quien lo diga, apoyate en los que te aprecian. 
No puedo darte consejos más prácticos y ya sé que es muy fácil decirlo y muy difícil hacerlo, pero todo depende de la persona y las situaciones, cada caso es particular. Si conoces otras personas que viven el BDSM, no dudes en confiar en ellas, si tú no hablas, todo el mundo respeta tu intimidad y no se meten, pero si lo cuentas, verás como se implican y te apoyan. Olvida ya la idea de que estas así por culpa tuya y te lo mereces, convéncete de que te han engañado y pudo pasarle a cualquiera. Si a pesar de todo te sientes atrapado y perdido, debo decirte que los profesionales de la psicología podemos ayudarte, olvida esa idea de que te dirán que estás loco o eres un pervertido por practicar BDSM, muy al contrario, probablemente somos quienes mejor entendemos la diversidad de la sexualidad humana y estamos aquí para eso. 

6 Signos externos de la relación destructiva

Tenemos la sana costumbre de mirar hacia otro lado respetando a rajatabla la privacidad de los demás y aceptando las diferencias en la sexualidad como algo natural y esto está bien, siempre que no se convierta en ceguera ante lo que no debe tolerarse. Reconozco que es muy difícil reconocer una relación destructiva sólo con verla, aunque hay algunas señales si se conoce un poco a la pareja y la degradación está muy avanzada. Es más fácil detectar la relación de maltrato amo-sumisa, otras formas de agresión son más difícilmente perceptibles. 

Estas son algunas de las pautas a tener en cuenta: 
− Los sumisos y sumisas satisfechos de sí mismos están contentos, ríen y hablan y se les ve sonriendo. Por muy metido que esté en su papel, si se le ve siempre serio y triste, no habla con nadie y se mantiene cabizbajo siempre, algo va mal. 
− El amo denigra a su sumiso en público. Es decir, una cosa es la humillación verbal con intención erótica y otra el desprecio. Para un amo, su sumiso será siempre el mejor y viceversa. − El grado de las sesiones es alto, practican a menudo el aftercare y otros estados alterados de conciencia. − Presumen de que su sumisa aguanta mucho. 
− Ella se muestra temerosa, se aparta al ser tocada, se estremece asustada en las sesiones. 
− No hay interacción entre ellos en forma de ternura, o humor. 
− El sumiso no tiene otro tema de conversación que no sea su amo, el amo sólo habla de sí mismo. 
Pero lo mejor es estar abierto a las confesiones de las otras personas y apoyar siempre a los perjudicados sin minimizar su problema ni echarles la culpa de estar en esta situación, ayudando a la víctima a aclarar sus ideas y rompiendo falsos mitos sobre el BDSM. En caso de que la agresión sea grave, hay que aconsejar el hacer la denuncia correspondiente, sin pararnos a pensar la polémica que podemos crear, ni la publicidad negativa para el BDSM, lo primero es la seguridad de la víctima y es muy importante acompañar a la persona a hacer el parte de lesiones y la denuncia, ya que sola, es un trago muy duro de superar. A pesar de todo debemos ser conscientes de que a veces, no podremos hacer nada, la víctima no quiere ser ayudada ni abrir los ojos, es lamentable, pero es así y no sentirnos culpables de no poder intervenir. 

martes, 19 de abril de 2016

La Figura Del Acosador Dentro Del BDSM. 3ra Parte

El Lado Oscuro Del Bdsm: Las Relaciones Destructivas. Por Felina.


5- El círculo del maltrato

Los acosadores y maltratadores, no solo maltratan a su víctima, si así fuera, sería muy fácil alejarse de ellos. Recordemos que también pueden ser encantadores. Por lo general, se repite una misma secuencia: hay un periodo llamado de “luna de miel”, un primer estallido de violencia, arrepentimiento, nuevo periodo de “luna de miel” y después más violencia. El círculo va girando cada vez más deprisa, mientras los periodos de arrepentimiento son más cortos y la violencia física o verbal se torna más impredecible y más extrema. 

1 La luna de miel

Al principio de la relación, es cuando el encantador o encantadora de serpientes se muestra irresistible. Recordemos que es un experto en aparentar virtudes que no tiene. Será muy atento con su pareja, cariñoso e intentará pasar cada vez más tiempo juntos, intentado que su compañía le sea imprescindible al otro. Simula ser comprensivo y saber escuchar, estará atento a las necesidades y problemas de la otra persona e intenta ayudarla en todo lo que pueda. Si es un dominante, se situará en una posición tal que trate a su sumiso o sumisa como un niño que no sabe tomar sus propias decisiones, que él siempre encontrará equivocadas. Si es sumiso, fingirá seguir en todo el consejo de su amo o ama. Es muy difícil darse cuenta de que esta postura es falsa y no resiste un análisis objetivo de los hechos. Nublan con palabras y atenciones el entendimiento de la persona que ha caído en sus redes. Al final de este periodo, se produce el aislamiento de la víctima. El acosador no puede soportar que la otra persona tenga relaciones sociales al margen de su vida en común, que puedan constituir un peligro para su encantamiento. No pueden tolerar que la otra persona tenga un apoyo psicológico en el que sustentarse en caso de un abandono al que temen más que a nada. Esto no quiere decir que no establezcan relaciones con otras personas, incluso intercambio sexual, pero en todo momento dirigidas por el acosador. Poco a poco se ven también afectadas las relaciones familiares, que se tornan tensas a causa de la intromisión de la pareja. El encantador tratará a toda costa de parecer también maravilloso en todos los círculos que frecuente su pareja y procurará por todos los medios que la otra persona quede mal delante de amigos y familiares, minando así su autoconfianza. 

2 Los estallidos de violencia

Al cabo de algunos meses, el acosador se muestra como lo que es: un egoísta al que no le importan nada los sentimientos de los demás. Si la pareja se queja y le reprocha su mal comportamiento, se escudará en todo tipo de argumentos para dar la vuelta a la situación, utilizando para ello la comunicación perversa y tornándose violento cuando se le contradice y se queda sin argumentos. Los estallidos de ira, son absolutamente imprevisibles, pero el acosador los justifica como culpa directa de la otra persona, que le provoca. La incontrolabilidad de la agresión, mantiene a la víctima en un continuo estado de alarma y estrés, y procurará no provocar a su agresor, buscando las pautas que desencadenan la violencia. El agresor, en cuando percibe esta actitud de sumisión, se muestra más y más despótico, seguro de su poder y amenazará con abandonar a su pareja, en la actitud de que ella no tiene valor y sin él está perdida. 
Las agresiones pueden camuflarse en forma de sesiones BDSM, con bastante facilidad, y éste es el peligro real que representa nuestro estilo de vida, el de dar cobertura y argumentos en un maltrato real. Por ejemplo, imaginemos que una pareja de ama y sumiso están juntos viendo plácidamente la tv. En un momento dado, el sumiso cambia de canal sin pedir permiso a su ama y ésta se enfada y le escupe y le ordena ponerse de rodillas. El hombre vivencia el insulto como lo que es: una humillación que no tiene nada de erótica. Si el ama es una acosadora y la relación ha llegado a un punto de desarrollo suficiente, fácilmente argumentará que el sumiso ha cometido una infracción grave, que el insulto no es tal, puesto que se encuadra en lo que tiene derecho a hacer un ama y que ella creía que él estaba más avanzado en su papel de sumiso, que se siente defraudada por su falta de sensibilidad y compromiso y hasta es posible que ella se eche a llorar y el sumiso se disculpe, se arrepienta y prometa mejorar su educación en el futuro. Si el sumiso comenta con otros sumisos lo ocurrido, es muy posible que le recriminen su mal comportamiento y le detallen la suerte que tiene por tener el ama que tiene. 

3 El arrepentimiento y la reconciliación

Detrás de un episodio especialmente grave, quizá la víctima se rebele y responda a su vez con una agresión, o con la amenaza de irse o toque fondo de alguna otra manera. Entonces el agresor intenta minimizar el impacto de la agresión y cuando no pueda, echar balones fuera, escudándose en el alcohol, en el estrés del trabajo o cualquier otro condicionante, intentará jugar a dar pena, instando a la compasión. Prometerá enmendarse y recompensar a la otra persona por lo sufrido. Todo es falso, ni se arrepiente con sinceridad, ni piensa recapacitar y mejorar su comportamiento, lo único que busca es retener de nuevo a la víctima para que no se vaya. Paradójicamente, la víctima se sentirá culpable y caerá en la trampa de compadecerse del otro y si el agresor es lo bastante hábil, acabará por echarse la culpa de lo sucedido y pidiendo perdón. Se abre un nuevo periodo de luna de miel en el cual la víctima cree que todo fue un mal sueño, que es posible recuperar la relación y que el otro está realmente haciendo un esfuerzo por cambiar.

4 Salir del círculo

Poco a poco, el círculo gira más rápido, y los periodos se alternan con mayor rapidez. La víctima no sabe nunca a qué atenerse, ya que el agresor alterna la violencia y la ternura sin previo aviso. La condición para obtener de él algo de amor es someterse a sus deseos, estallando en rabietas en cuanto se le contradice, por lo cual la víctima se va plegando más y más a los mandados de la otra persona y aunque parezca paradójico justifica la violencia que se ejerce sobre ella por sus propias faltas, es lo que popularmente se conoce como “síndrome de Estocolmo”. 
Volviendo al caso que nos ocupa, la víctima de una agresión trata sobre todo de encontrar una justificación a lo que le está ocurriendo, es mucho más difícil asumir que la violencia que se ejerce sobre ella es gratuita que buscar las causas dentro de uno mismo, porque la imprevisibilidad vuelve el acontecimiento traumático mucho más angustioso. Si vamos por la calle y nos roban la cartera, rápidamente pensaremos que teníamos que haber tenido más cuidado y guardarla mejor y esto mismo nos dirá todo el mundo, empezando por la policía. Ahora bien, una vez que el agredido consigue zafarse del sentimiento de tener la culpa de lo que ocurrió, es libre de verdad y entonces buscará salidas a la situación que está viviendo. 
Hace un tiempo, salió publicado en el foro de Clubsumisión -uno de los más activos de la red- el caso de una sumisa que contaba como sufrió una agresión brutal por parte de su amo y otros tres amigos suyos. Me permito referirlo, porque entiendo que si alguien relata su historia en un foro público de Internet, es porque no le importa que su caso se comente. Yo no puedo certificar cien por cien que la historia sea cierta, pero por la manera de contarlo y los detalles que se describen, es bastante probable que sea auténtica. Esta sumisa, tenía marido vainilla y quedó embarazada de su marido. A su vez, mantenía una relación paralela y secreta con un amo que le exigió abortar. Ella se negó y él, en venganza, preparó una “sesión”, en la que participaron tres personas más, en la cual ella, embarazada ya de siete meses, casi llegó a perder el bebé. Los detalles son espeluznantes y no voy a reproducirlos aquí, el caso es que aún después de aquella sesión ella aún no había sido capaz de cortar por completo la relación con su amo y aún buscaba la aprobación de aquel. 
Llega un momento en que la otra persona tiene la moral por los suelos, su autoestima se ve seriamente afectada y su capacidad de tomar decisiones racionales sobre la relación es nula. Se ha acostumbrado a vivir buscando siempre la aprobación del otro y ya no es capaz de pensar por sí misma. Su trabajo y sus relaciones familiares también se ven afectadas. A partir de aquí, o bien aguanta la situación cada vez en peores condiciones hasta que la otra persona se aburre de ella (lo cual puede suceder o no) o toca fondo en algún momento, y decide romper por fin el vínculo. Puede ser una tercera persona quien le abra los ojos o incluso leer casos parecidos en un foro de Internet, pero casi siempre esta reflexión es repentina, en algún momento la víctima vive una situación concreta tan extrema que no puede asimilarla y entonces tiene un momento de lucidez y cambia su percepción sobre su agresor. Sin embargo la ruptura no es fácil por dos razones: la primera, la víctima a estas alturas ya es dependiente emocionalmente del agresor, se ha vuelto “adicta”. Le tiene miedo pero a la vez siente que le ama y le necesita. No es un amor y una necesidad reales, pero la víctima no lo percibe así. A pesar de lo mal que se siente con él, necesita un esfuerzo muy grande de voluntad para alejarse. Se cruzan en su cabeza sentimientos de culpa y vergüenza, ya que ella consintió la relación y ahora encuentra muy difícil reconocer ante los demás y ante sí misma su equivocación. Se siente humillada ante los demás y por eso esconde los signos de que la relación va mal. Este sentimiento de confusión y humillación es aún más intenso en las relaciones BDSM, ya no se es capaz de separar los límites de las sesiones voluntarias y pactadas con las agresiones. Romper con todo ello y reconstruir una vida rota, requiere dosis de valor muy grandes. Es muy posible que todo su entorno haya sido mediatizado por el agresor y lo tenga en su contra. A su vez, el agresor no permite que la víctima se aleje y el acoso se vuelve constante, por móvil, por email, le va a buscar al trabajo, habla con sus parientes más cercanos y la trata de loca, es en este momento cuando el agresor es más peligroso y cuando se producen los homicidios por violencia de género. Y por esta razón, no siempre es lo mejor para la mujer denunciar su situación, muchas mujeres no denuncian su situación a las autoridades, y en el caso de que el maltratado sea el hombre, es muy probable que se encuentre con que ha sido falsamente denunciado por su pareja con anterioridad en una situación irónica, pero sin ninguna gracia. En el caso de las relaciones BDSM, la amenaza por parte de la sumisa de malos tratos ante las autoridades, es muy real, y puede volverse una forma de chantaje. En cambio, si es el sumiso o sumisa la que sufre la situación de maltrato, una denuncia se hace casi impensable, puesto que a la vergüenza que de por sí suscita la situación, se une el miedo a reconocer una sexualidad distinta que probablemente se mantiene oculta ante el entorno más cercano.

6 Las secuelas del maltrato

1 El perfil de la víctima

Hay de descartar el mito de que existe un perfil específico de las víctimas: mujeres que han sufrido maltrato en la infancia, con poca autoestima y bajo nivel cultural, muchas de ellas extranjeras de países donde aún son muy machistas. Este es el perfil de las mujeres que aparecen muertas en tv, es lo que vende. Nos encantaría a todos que este perfil fuera cierto, ya que entonces la mayoría estaríamos a salvo de los acosos. Por desgracia, no es verdad. Cualquiera puede tropezar con un acosador en algún momento de su vida, en el trabajo, en la familia o en la vida sentimental, y no se corresponde en absoluto con el nivel cultural, ni económico, ni con la ciudadanía. Es más, sabemos que a mayor nivel económico, mayor desprotección de la víctima, que de ninguna manera se atreve a recurrir a los servicios sociales y aún menos a poner una denuncia. Es más, ya hemos comentado anteriormente que no existen malos y buenos en psicología, una persona maltratada, puede ser a su vez maltratadora.
 Lo que sí habría que descartar de plano es el mito de que las víctimas son más débiles que el agresor, personas sin voluntad, fáciles de manipular, sin agallas para enfrentarse a una situación injusta. Esta fotografía de la víctima como una persona de baja autoestima, anulada, es el resultado del proceso intrínseco del maltrato, que no eran así antes de conocer a su agresor. Por el contrario, Hirigoyen (2000) establece en sus estudios que las víctimas (mujeres, por supuesto) son personas altamente competentes en lo social y lo laboral, razón por la cual son envidiadas por los acosadores. Ellas son personas con un alto sentido de la responsabilidad y con tendencia a autoculparse. Ellos explotan esa tendencia al máximo y les dan una razón para sentirse culpables. Víctima y agresor se buscan, se necesitan y se atraen como el imán al hierro. Un acosador narcisista evita a toda costa relacionarse con los que son como él y se siente atraído por aquellas personas a las que puede deslumbrar. A su vez, las víctimas necesitan alguien a quien admirar y se dejan seducir fácilmente. Esto quiere decir, que rota una relación de acoso, los agresores buscarán otra víctima y los agredidos otra agresión, pues han aprendido a asociar cariño y violencia y ya no pueden racionalizar este vínculo.
Personalmente no estoy del todo de acuerdo con esta teoría que plantea una segunda victimización por parte de los propios profesionales, estableciendo una categoría específica de personas que van buscando por ahí ser vapuleadas. También significa que ni la víctima, ni el agresor tienen remedio, ya que está en su naturaleza comportarse como lo hacen. Sinceramente pienso que cualquiera puede caer en manos de un acosador y no ser consciente de estar siendo manipulado, en especial, si se ha enamorado de él. Sí que parece que haya personas que buscan las relaciones destructivas, ya que caen una y otra vez en los mismos errores, pero hay que entender que una persona que ha pasado por ese proceso queda vulnerable a volverlo a sufrir, no porque en principio sea más débil que las demás, ni porque en el fondo “le guste” o lo necesite, sino por ser alguien que ha visto minadas su voluntad y su autoconcepto, quedando fácilmente a merced de desaprensivos que se aprovechan de ella. Y por muy fuerte y muy “bien amueblada” que tenga la cabeza una persona, si el acoso es lo suficientemente profundo y prolongado se acaba por quebrar su voluntad. Sin embargo, ya dice el refrán español que “lo que no te mata, te hace más fuerte” y también es posible salir de una relación destructiva con más conocimiento de uno mismo y más seguridad en lo que uno cree y piensa. Las personas tienen capacidad de aprender, evolucionan, no tienen por qué repetir siempre los mismos errores. En cuanto al agresor, también puede entrar en tratamiento, seguir una terapia, mejorar y aprender a valorar a los demás, sobre todo si la base de su agresividad es a su vez una situación de violencia vivida en el pasado que no ha podido ser procesada ni a nivel emocional, ni a nivel cognitivo. Aunque hay que decir, que la empatía, si no se ha desarrollado en la infancia, es muy difícil que se llegue a sentir después y que las personalidades psicopáticas, hoy por hoy, no tienen tratamiento. 

2 Trastorno de estrés postraumático

El Trastorno de estrés postraumático es un problema psicológico ocasionado por la experiencia de violencia vivida. Una sesión demasiado violenta, donde se han roto los límites de la persona, ya sea del dominante o del sumiso, puede producir estos síntomas:
− Flasbacks, o repetición de la escena de manera intrusiva. De repente pueden aparecer sin previo aviso un pánico incontrolable, un sentimiento de peligro y de angustia que puede venir o no junto con imágenes y recuerdos de la escena vivida. Estas intromisiones pueden ocurrir en la vida cotidiana y/o en sueños. 
− La hipervigilancia. La persona está permanentemente tensa, aterrorizada, ansiosa, sin que pueda explicarse muy bien porqué. El corazón le palpita, le sudan las manos, se muestra agresiva e irritable y no duerme, ni come bien. 
− Evitación de situaciones que le recuerden la experiencia vivida, por ejemplo, puede dar largos rodeos para evitar un lugar temido, pero además puede ser que evite el color de la prenda que llevaba la persona que causó el daño o cualquier otro estímulo. Si el trauma es lo suficientemente violento, es posible que ocurra un fenómeno llamado “disociación”, en el cual la persona experimenta la aterradora sensación de que ella no es ella. Es muy complicado explicar esta sensación para el que no la haya vivido y puedo asegurar que es aterradora. Es muy probable que la persona olvide detalles importantes del trauma, o se borre por completo el recuerdo consciente de lo que ocurrió, sin embargo, el trauma se re-experimenta en forma de pesadillas, miedo intenso y dolencias físicas, (dolor de cabeza, úlcera de estómago, etc) 
Estas sensaciones, suelen desaparecer al cabo de un mes, en el cual la persona ha absorbido la experiencia y la ha procesado a nivel neurológico. Sin embargo, si el trauma es profundo y la experiencia traumática se prolonga en el tiempo, por ejemplo en la forma de un maltrato repetido, se puede presentar un trastorno crónico en el cual se ve afectada la personalidad de la siguiente manera: 
− Desesperanza, absoluta desilusión por el futuro que ven como algo terrible y negro. − Pensamientos catastróficos sobre su propia vida y la de los demás. 
− Distimia, estado de ánimo depresivo, con pocas ganas de iniciar retos nuevos. − Agresividad injustificada, se sienten atacadas sin base real. 
− Temor constante y no siempre bien definido, es una sensación de opresión continua. − Baja autoestima. 
− Rasgos paranoicos, ya que siempre esperan lo peor de todo el mundo. 
− Egoísmo. Puesto que su percepción de los demás y del mundo, es tan negativa, no confían en los demás, les cuesta empatizar y se muestran egocéntricos y reconcentrados en sí mismos. 
Sin embargo, la gravedad de de estos síntomas es muy variable. Existen algunas personas que llamamos “resilentes”, gente que ha vivido situaciones terribles, potencialmente muy traumáticas y sin embargo, no manifiestan ninguno de estos síntomas o incluso salen fortalecidos en su psique. Son factores de protección: 
− Buenas relaciones sociales y familiares.
 − Apoyo del entorno. 
− Buena autoestima antes del evento traumático. 
− Creencias religiosas. 
− Una infancia feliz. 
− Ser capaces de meditar sobre el trauma e integrarlo en su experiencia personal. 
Hay que aclarar, que si bien no existe un perfil definido para la víctima, sí es cierto que las personas que sufren este trastorno, son más vulnerables a padecerlo de nuevo y si la experiencia traumática tuvo lugar en la infancia y, sobre todo, las agresiones se dieron lugar por parte de familiares cercanos, el vínculo entre amor y violencia se mantendrá en la vida adulta. Así mismo, puesto que la elección de la pareja que hacemos de adultos, depende directamente de los patrones aprendidos en la niñez, una niña maltratada por su padre, que no haya asimilado el trauma y recapacitado sobre él, tiene muchas posibilidades de elegir en el futuro un acosador como pareja, ya que este es el modelo de hombre que aprendió a querer en la infancia. En los hogares donde el padre era maltratador, las niñas son, con mucha probabilidad, futuras víctimas y los niños, futuros agresores, sin embargo, no hay estudios suficientes que avalen si ocurre lo contrario cuando el maltrato se produjo por parte de la madre, siendo este un punto aún por estudiar, ya que estos casos, son menos frecuentes y más difíciles de detectar.

7- Otra Tipología Potencialmente Peligrosa 

7.1 Celosos patológicos

La celopatía, es la obsesión por los celos, la persona vive con la duda constante de la fidelidad de su pareja, trata por todos los medios de disipar esa duda, intentando pillar in fraganti al otro. Cuando descubre que sus celos son infundados, se tranquiliza, hasta que la duda vuelve a crecer en él y comienza de nuevo sus pesquisas. Lo curioso del caso, es que en cada ocasión, los ataques de celos son más y más fuertes. Sus celos son paranoicos, infundados, y vive un auténtico infierno, sufre y hace sufrir a su pareja. Es un problema que padecen por igual hombres y mujeres. Son personas dependientes emocionalmente, inseguras y que tratan a sus parejas como objetos de su propiedad. Existe una variante llamada “celopatía alcohólica”, causada por el delirio del alcohol.
Muchas personas gustan de que sus parejas sean algo celosas porque así demuestran que les quieren. Esta idea es falsa y muy peligrosa ya que confunde amor y dependencia. 
Los celos dentro del BDSM son doblemente peligrosos, porque rompen la confianza necesaria para que las sesiones discurran con tranquilidad. Es muy peligroso dejarse caer en manos de un celoso, porque no es capaz de controlar sus emociones, y pueden convertir una sesión en una forma de descargar sus celos. Pero es igualmente angustioso caer con un sumiso o sumisa celoso y posesivo. 

7. 2 Adicto a substancias o adicciones sociales

Alcohol, drogas, juego patológico, etc... las adicciones no son buenas compañeras de cama, sea cual sea el tipo de relación con esas personas, será problemática. Si es un amo o ama, puede resultar nefasto por su falta de autocontrol, pero en el caso de ser sumiso o sumisa, su amo o ama, puede caer en la tentación de querer guiar a esta persona, arrastrando problemas que no son suyos. No es posible ayudar a quien no quiere ayudarse. 
Por cierto, existe una adicción social que se ve potenciada por el BDSM: la adicción a la pornografía y la adicción a Internet. En el primer caso, la falta de una pareja con quien realizar las propias fantasías sexuales, puede avocar a un consumo compulsivo de pornografía del que ya no se pueda prescindir. Como bien sabemos todos, la vida social de los practicantes de BDSM se articula alrededor de Internet, de esta manera quedamos, nos conocemos, se forman clubes y se plantean fiestas. Muchos de nosotros nos conocemos por chat antes de vernos, por lo que no es de extrañar que esto pueda avocar a una adicción a la red. 

7.3 Pasivo-agresivos

Una persona pasivo agresiva, es aquella incapaz de expresar asertivamente sus sentimientos y opiniones, no defiende su espacio y sus ideas, se deja pisar con facilidad, pero ojo, devuelve cada golpe recibido por duplicado. Son retorcidos, rencorosos y crueles, acumulan las faltas cometidas por los demás y las devuelven a traición. En el BDSM, serán probablemente sumisos, capaces de decir que sí a cualquier cosa, pero dispuestos a devolver cualquier afrenta por la espalda. 

7.4 Dependientes 

La dependencia es un rasgo de muchas personalidades patológicas, pero cuando éste es el rasgo principal de una persona, se convierte en alguien temeroso de enfrentarse a los retos de la vida diaria, incapaz de tomar decisiones y de asumir responsabilidades. Se comportan como niños pequeños y por tanto, cuando tienen pareja se “cuelgan” de ella, aterrorizados por la idea de un abandono. Se cuelgan de los dominantes, como excusa para no enfrentarse a sus propios problemas y resolver sus conflictos internos. Podría pensarse entonces que sólo serán sumisos y sumisas, pero en absoluto esto es así, pueden tener el papel de amos y llevar (o no) el control de las sesiones, pero ser dependientes para todo lo demás. Es más, muchos tratarán de ocultar su dependencia en forma de prepotencia. 

7.5 Trastornos mentales graves

Por último, y a mi juicio, deberían abstenerse de participar en las actividades de BDSM, aquellas personas con trastornos mentales graves, aunque la enfermedad esté en una fase inactiva, sobre todo en el caso de: 
Depresiones profundas. 
Bipolares. 
Esquizofrenias. 
Cuadros graves de ansiedad. 
Personalidad antisocial, límite o narcisista. 
Ocurre el caso, de que muchas de estas personas, sobre todo aquellas con trastornos de la personalidad, son atraídas por el BDSM como práctica de riesgo, de modo que si sabes que tu compañero de juegos padece alguna de estas alteraciones, es mejor que no sigas por este camino, por mucho que éste te asegure que se encuentra bien. 
La razón de que deban abstenerse, no es por supuesto que no sepan controlarse o que la enfermedad les impida llevar una vida normal, es una simple medida de precaución, ya que las emociones fuertes pueden funcionar como disparador o detonante de un cuadro florido, es decir, de una crisis psicótica o a una desorientación espacio-temporal de efectos persistentes. Son especialmente peligrosas en estos casos, las inmovilizaciones, la deprivación sensorial y el dolor intenso. Por la misma razón, deberían abstenerse de prácticas extremas, personas con epilepsia y otros trastornos físicos en los que no voy a entrar, porque no es mi campo de conocimiento.

lunes, 18 de abril de 2016

La Figura Del Acosador Dentro Del BDSM. 2da Parte

El Lado Oscuro Del Bdsm: Las Relaciones Destructivas. Por Felina.


4 El ama acosadora

 Las mujeres, cuando son ellas las acosadoras, suelen ejercer la violencia física mucho menos, pero aumentan la presión psicológica hasta un punto insoportable, hasta que la víctima estalla y entonces la acusarán de violencia de género. Una acosadora minará la autoestima de su pareja haciéndole sentir que no vale como hombre, e intentará atraer a su lado a la familia de él, predisponiéndola en contra de su pareja. 
La acosadora dominante suele apoyarse en su aspecto físico, muy cuidado y en la certeza de que puede tener a sus pies cuantos sumisos quiera, de modo que recurrirá continuamente al chantaje emocional y a la coacción. Utilizará el coqueteo, cuando no la infidelidad abierta y descarada para hacer sentir a su sumiso su desdén, despreciarán sus regalos y se mostrarán caprichosas y autoritarias. Lo malo, es que esta actitud es parte del papel de toda ama y los sumisos adoran que las amas se comporten de manera altiva y algo desdeñosa, de modo que el argumento de la acosadora es obvio “¿no tienes lo que querías?, ¿pues de qué te quejas?”. Ante el cual, el sumiso está indefenso. El problema, es que ella abusa de su posición, explotando a su víctima en todos los aspectos, incluido el económico. 
Recuerdo una vez un sumiso, que me llamó desesperado porque necesitaba hablar con alguien. Su hijo, también sumiso, había caído con una de estas, que amenazaba con hacerle chantaje contándoselo a su mujer si no le daba cierta cantidad de dinero y sin embargo, él no era capaz de alejarse de esa relación, cuando pasaban más de tres días sin tener noticias suyas, iba a buscarla a su casa y justificaba el chantaje como el tributo debido a un ama. Su padre había intentado hablar con él, y recuerdo muy bien que le había dicho: “hijo, tú no es que seas sumiso, es que eres gilipollas”. Como en semejantes circunstancias, no se puede razonar con nadie, tuve que aconsejar al padre que tuviera paciencia y salvara cuanto pudiera de las propiedades familiares. 

5 La acosadora sumisa

 Mujer y sumisa, a primera vista podría parecer imposible que en esta categoría se dé el acoso, ya que en principio, son el punto más débil de cualquier relación. Pero no nos dejemos engañar por las apariencias, hay acosadoras que desde su rol de víctimas son tan destructivas como cualquier dominante. 
La mayoría de los seres humanos, somos sensibles a la compasión y esta sensibilidad puede ser explotada consciente o inconscientemente por todas aquellas personas que son propensas a “hacerse las víctimas”. Es cierto que las personas que han sufrido mucho, son vulnerables y algunas de ellas, se han vuelto muy egoístas y han aprendido a explotar sus desgracias ante los demás como estrategia para sobrevivir, pero ahora no nos referimos a ellas, porque estamos hablando de alguien que actúa calculada y deliberadamente. La sumisa acosadora, utiliza un planteamiento contrario al acosador dominante, voluntariamente, aparece como alguien débil, indefenso para provocar la ternura y el proteccionismo de su amo, pero esta debilidad es completamente falsa y no pasa de ser un teatro bien estudiado, por mucho que ellas mismas se autocompadezcan. Ellas no utilizan la violencia, ni la fuerza bruta, pero igualmente irán succionando las energías de los que las rodean y caen en su encanto. Aparentemente, adoran a su amo, le idolatran y continuamente le recuerdan lo mucho que ellas se han sacrificado por él. Si el arma de los hombres acosadores, suele ser la palabra hiriente, la ironía y el sarcasmo, el método de destrucción de estas mujeres son el silencio y las lágrimas, hasta hacer creer sinceramente a su dominante, que su perpetua infelicidad es responsabilidad suya. De esta manera, obtienen de sus amos todo cuanto quieren, dinero, tiempo, dedicación exclusiva y manipulación extrema. Es típico de estas sumisas fingir enfermedades que no tienen o exacerbar los síntomas de las que sí tienen, y uno de los argumentos que utilizan es la amenaza con acciones extremas en caso de no seguir sus caprichos, pudiendo llegar a ser violentas si se las contradice. 
Vamos a contar el caso de ángel y Sir. No es una pareja real, pero sí recoge retazos de otras historias que yo he conocido, y de algunas experiencias referidas en consulta por parejas vainilla. 
Sir mantiene una relación vainilla con su esposa en la que no se siente realizado. Varias veces se han planteado ya la separación, pero no terminan de decidirse. No tienen hijos. Ángel por su parte, también está casada y no se había planteado nunca buscar nada más hasta que conoció a su amo en una reunión de trabajo. Ella se presentó como una mujer “que ha sufrido mucho” y sigue sufriendo un marido despótico que no la valora como persona, tal y como cuenta frecuentemente entre lágrimas, además sufre de terribles jaquecas. Al principio, Sir ve en ella el potencial para ser la sumisa perfecta y asume el reto de introducirla en el BDSM, a lo que ella responde con entusiasmo creciente. Sir se promete a sí mismo protegerla y velar por su bienestar. En un punto dado, ángel, empieza a hacer veladas comparaciones entre su amo y su marido vainilla y coge rabietas y crisis de llanto que acaban en urgencias cada vez que su amo le niega algo. Su amo se siente culpable, él la introdujo en el BDSM y ahora no se siente a la altura. Poco a poco, las exigencias de ella crecen, solapadas, sibilinas, pero envolviéndole como en una maraña. Ella acaba por amenazar con suicidarse si él no se divorcia. Sir se siente atrapado, coaccionado y asfixiado, pero no se atreve a dejarla por miedo a que ella “cometa una locura” y también por pena, por creer que podrá ayudarla a madurar, premisa que es falsa, por supuesto, ya que cuanto más pone él de su parte, más le exige ella. 
He podido observar a lo largo de los años un fenómeno curioso que yo llamo del de “la sumisa consentida”, muchos amos, en especial si la relación está aún en fase de cortejo, que toleran a su sumisa comportamientos infantiles que yo jamás consentiría en un hombre. Creo que se debe a que consideran a la sumisa poco más que una niña y en el fondo opinan que sus caprichos son inevitables. No se plantean en ningún momento que están siendo manipulados. Por ejemplo, las sumisas dan plantones con mucha frecuencia, y sin mediar explicación ninguna, en la plena conciencia de tener derecho a ello. Especialmente las jóvenes, crean expectativas sexuales que luego no se cumplen, y muchas se ofenden por los motivos más prosaicos: “hoy no me ha escrito usted, si tuviera un verdadero interés en mi, lo habría hecho, me siento muy dolida y por ese motivo, no quiero continuar la relación” y argumentos de ese tipo que carecen de lógica ya que son puramente emocionales.

Comunicación e Incomunicación

1 La comunicación perversa 

Existe todo un estilo muy elaborado en la manera de hablar y de comunicarse con los demás por parte de los acosadores llamada “comunicación perversa”, ya que su objetivo básico es justo el contrario, es decir, incomunicar. Exige mucha entereza y sangre fría, no caer en la trampa de la comunicación perversa y ser capaz de resistir su discurso manipulador. Las características básicas de esta manera de hablar o de escribir son las siguientes: 
− No comunica, no transmite información, no expresa deseos, ni sentimientos. 
− Es difusa, el mensaje es ambiguo de forma que pueden desdecirse en cualquier momento. 
− Se basa en el doble sentido, la distorsión y las alusiones indirectas. 
− Huyen de las conversaciones sinceras. − Dan la vuelta a los argumentos a su favor. 
− Se apoyan en mensajes no verbales que aportan un sentido hiriente a lo que estén diciendo.
 − Usan la ironía, el sarcasmo, la humillación, el chantaje emocional y el silencio como forma de niguneo. 
− Jamás se justifican. 
− Culpan a la otra persona, sea cual sea la situación le dan la vuelta de forma que si el interlocutor les hace acusaciones directas, acaba por dar todo tipo de explicaciones. 
− Usan abusivamente el teléfono móvil, sms, email, chat. 
− No escuchan nada de lo que se les dice, no contra argumentan, se limitan a repetir sus premisas. 
− No es posible razonar con ellos, ya que no siguen un discurso lógico, ni atienden a ningún argumento. 
Por principio, el acosador, nunca se expresa sinceramente, no revela auténticos sentimientos, no reconoce faltas y no se atribuye defectos, que son todos de la víctima. Lo que más teme el acosador, es precisamente una conversación sincera donde enfrentarse a los hechos, buscan siempre confundir, desinformar y tergiversar a su favor cualquier demanda que se les haga. Hablar con ellos es predicar en el desierto, lanzan acusaciones terribles e infundamentadas que son imposibles de rebatir, y la víctima se desgasta en vano intentando autojustificarse. Son maestros en el uso del lenguaje no verbal y son capaces de hacer mucho daño con solo una mirada. No se puede razonar con un acosador, ni mucho menos intentar justificarse, la única estrategia posible es no contestar o ser lo más lacónico, directo y cortante posible, sin perder los nervios. 
Para un acosador, el móvil es un regalo del cielo, la forma perfecta de tirar la piedra y esconder la mano. El teléfono puede convertirse en una tortura, no sólo por las llamadas, sino también en el uso de los sms, lapidarios y alarmantes, en los cuales amenaza, pide perdón, insulta y se humilla alternativamente. Los sms son perfectos para sus fines, porque pueden dar a entender muchas cosas sin decir nada. El teléfono móvil, con su facilidad para llamar con número oculto, es un arma terrible ante la cual la víctima está indefensa y es una forma de prolongar la relación a voluntad, ya que un acosador no acepta nunca que la otra persona tome la iniciativa para abandonarlo. No basta con no coger el teléfono, no todo el mundo puede permitirse cambiar de número y las denuncias a la policía son inútiles.
 El email también es peligroso, por cuanto no conviene abrir mensajes que son potencialmente destructivos en el contenido de las palabras, pero es más fácil controlarlo si tenemos la fuerza de voluntad suficiente para no abrir el correo y mandarlo directamente a la bandeja de spam, no hay que caer en la tentación de leerlo, por cuanto el contenido suele ser muy hiriente. 
Así explicado, podría parecer fácil sustraerse al discurso de un manipulador, basta con no escuchar, pero según sea la habilidad e inteligencia de quien acosa, esto puede ser muy difícil. 
Veamos algunos ejemplos absolutamente reales de lo que quiero decir: 
En el ejemplo siguiente, no ha habido agresión física, pero sí, infidelidades constantes y una manipulación egoísta de otra persona, acercándose cuando ella decide romper y alejándose, cuando ella busca un compromiso. Es decir, intenta mantener a la otra persona a su disposición, estando disponible únicamente cuando no tiene otro plan más sugerente. 
(…) La conclusión que quiero que saques de mi correo es que aunque te parezcan egoístas mis decisiones, muchas veces, no las tomo por mi, sino por nosotros, por que yo “toy” sin fuerzas de cambio, sin fuerzas de nada para poder estar con alguien. Pero no “quiera”dejarlo contigo porque sé que eres la personas a la que mas he querido y seguramente “al a” que mas querré, pero por ese motivo no puedo dejarte pero tampoco puedo estar contigo. No puedo pedirte que vengas a vivir conmigo porque se que te puedo hacer mucho daño, pero claro, si te vas “es” se que es casi imposible que volvamos a estar juntos. es todo muy complicado y te pido algo paciencia.(...) 
Vemos claramente como el acosador se exculpa, echando mano del chantaje emocional. El párrafo sobre todo es ambiguo, ya que dice a la vez que sí y que no y ese es el tono general de la toda la carta, que no reproduzco en su totalidad por discreción. Personalmente, puedo documentar un caso muy curioso, que resulta un ejemplo muy claro de la habilidad para buscar argumentos a favor de sus intereses, de la que suelen hacer gala estas personas. Soy un animal de costumbres nocturnas, si puedo, prefiero trabajar de noche, leer, escribir, preparar casos, documentarme, etc. Por esta misma razón, - cuando puedo- prefiero levantarme tarde por la mañana. Recuerdo un amo, que empezó a tontear conmigo por Internet. En esa temporada estaba bastante aburrida y cometí de nuevo el error de darle mi teléfono. Lamentablemente, empezó a llamarme a las nueve de la mañana, en la pausa que hacía en el trabajo. Como puede suponerse, yo a esas hora no estoy para muchas bromas. La primera vez, le dije muy cortésmente que no volviera a llamarme tan temprano. Se disculpó y dejó pasar unos días antes de volver a telefonearme a la misma fatídica hora. La segunda vez, no le cogí el teléfono, pero volvió a intentarlo al día siguiente y entonces mi respuesta, ya no fue tan cortés. Atención al email de “disculpa” que recibí después: 
(...)Buenas tardes y disculpa este nuevo mensaje, pero después de mi deporte, realmente es donde pienso, tengo una perspectiva diferente de las cosas. 
De verdad que no quiero, ni pretendo ni nada, ser arrollador, bueno, sí lo soy un poco es que es mi forma de ser, pero en ningún caso quiero con esto presionarte o algo parecido, tampoco para mi es fácil, al fin y al cabo el medio por el que nos estamos conociendo para mi es absolutamente nuevo..., puede que por eso no sepa calibrar mis pasos, tampoco quiero dar otra imagen, soy impulsivo, divertido, espontáneo, no sé, no me sale medir los movimientos, ¡¡¡Menudo coñazo!!!!! 
De todas maneras, y aunque no te conozco mucho, ya me preocupo por ti, soy así, la gente que me cae bien, me intereso por su vida y creo que deberías pensar que no puedes continuar así, no es bueno levantarse tan tarde. ¡Con el día tan bonito que hacía ayer!. Si te llamo es para ayudarte un poco en la distancia, cuidarte y animarte a salir (…) 
Si yo fuera más joven e inexperta, tal vez habría colado aquello de que “no voy bien en mi vida y él se preocupa por mí”, pero a estas alturas, simplemente lo veo como lo que es: una total falta de respeto a mi forma de vivir y de pensar. Evidentemente, la relación se cortó en este mismo momento, como en el caso del deportista, intentó volver a quedar conmigo en repetidas ocasiones, a pesar de mis negativas cada vez menos educadas.

 2 La comunicación asertiva

Por asertividad, entendemos los psicólogos la capacidad de expresar sentimientos, deseos y necesidades de una manera educada, pero firme, sin agresividad, pero sin dejarse avasallar. Una persona asertiva debería ser capaz, en la mayoría de situaciones de pedir perdón, demandar peticiones, aceptar cumplidos y sobre todo, de decir que no a lo que no le interesa, sin perder los nervios, y sin dejarse convencer. Esta es una habilidad que como todas las que se refieren a las relaciones sociales, puede aprenderse y se mejora con la práctica. En el BDSM, la comunicación, que es importante en todas las relaciones humanas, resulta esencial para que la relación funcione. Para ello, los integrantes de la pareja deben ser asertivos, y estar abiertos a la comunicación, la cual debe cumplir estas características:
  Ser clara, concreta y precisa.
  Hablar de acciones, pero también sentimientos. No callar información importante por timidez o por interés.
  Sin presuponer emociones ni sentimientos que no sean expresados. Uno de los mayores errores cognitivos que se comenten en las relaciones sociales es lo que llamamos “lectura de mente”, es decir, presuponer a los demás emociones, pensamientos e intenciones que no tienen indicios reales, y por tanto, nos lo estamos inventando. 
 Intercambiando puntos de vista y siendo capaces de ceder en favor del otro, pero sólo hasta el punto en que no nos perjudica seriamente esta concesión. 
Por ejemplo, imaginemos un amo y una sumisa, han tenido una sesión particularmente intensa y el amo por primera vez ha usado un látigo. Lo ha hecho con mucho cuidado y de manera muy leve, pero aún así, a la sumisa no le ha gustado nada la experiencia, que le ha parecido demasiado dolorosa. Pues bien, acabada la sesión, y cuando se disponga de un rato tranquilo, hay que pararse a comentar lo ocurrido, sin dejarse nada. No es conveniente hacerlo nada más acabada la sesión, pues las emociones son aún demasiado intensas. Es obligación del amo preguntar a su sumisa si le gustó, cómo, cuándo y cuánto, pero es obligación de la sumisa contestar con sinceridad y la mayor precisión posible. Lo que no se puede hacer es: 
1) Presuponer lo que el otro quiere o siente. El amo puede haberse percatado de que a la sumisa no le gusta el látigo y por tanto pensar “bueno, me pasé, mejor no lo vuelvo a intentar nunca, no vaya a ser que piense que no soy de fiar”. Puede ser que a la sumisa no le haya gustado la manera exacta de dar el golpe, pero sí quiera intentarlo de nuevo.
 2) Callar lo que uno quiere. La sumisa puede callar por no llevar la contraria a su amo, y en el fondo de su mente estar pensando: “debería darse cuenta de lo mucho que me duele y si no se da cuenta es porque es un egoísta y un mal amo”. 
3) Enfadarse y responder con agresividad. Si la sumisa, en cuanto el amo da el primer golpe con el látigo, se revuelve y le dice al amo “¿¿¿pero que haces???” no es correcto, pero puede ser comprensible y a veces sucede porque es muy difícil dominar las emociones en medio de una sesión. Es preferible esta reacción a que acabe la sesión y la sumisa rompa a llorar desconsolada y no se deje tocar. Así mismo, el amo puede perder la paciencia y argumentar que no es para tanto, comenzando una pelea bastante seria. 
4) Dar a entender lo que a uno no le gusta indirectamente. La sumisa, ante las preguntas de su amo, puede contestar vagamente, sin enfrentarse a la cuestión principal, pero luego comenzar una red de suspiros, lamentos y llanto por las esquinas que su amo no sabe interpretar. 
En fin, las situaciones posibles son muchas, y los errores de comunicación muy diversos, espero que al menos se haya entendido la idea. También es cierto, que uno no puede en todo momento ser objetivo, racional y asertivo y no pelearse en voz en grito. Al contrario, perder la paciencia y los estribos de vez en cuando es normal y no supone que la relación sea mala, pero no debe ser la norma general, sino la excepción.